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El abuso a menores afecta más a los adolescentes
El núcleo familiar de los menores o el sistema educativo son espacios donde pueden registrarse casos de abuso sexual a niños y adolescentes.
Nohelia Rivas, embajadora de la campaña ‘Por ser niña’, de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), advierte que en ocasiones no se han hecho públicos, pues las víctimas o sus familias han optado por callar.
Las razones principales del silencio -advierte- están vinculadas a la vergüenza y el trámite que deben realizar para denunciar. Rivas recuerda que en Cayambe ha escuchado varias historias.
Verónica Zambrano, gerente estratégica de Plan Internacional, explica que los efectos en los menores de edad son devastadores.
El delito sexual -añade- no solo radica en el contacto físico. “También existe abuso cuando un niño es expuesto a material pornográfico, acosado con intimidaciones y pedidos de un adulto”.
Un informe de Fiscalía, del Ministerio de Educación (MinEduc) y de la Judicatura detalla que entre 2012 y 2014 se registraron 343 delitos sexuales; y en 2015, 152 denuncias. Asimismo, el Ministerio de Educación (MinEduc) detectó, en 2016, 378 casos.
La mayor incidencia está entre los 15 y 17 años, aunque existen afectados desde los 4.
Pablo Ormaza, director para la Democracia y el Buen Vivir del Ministerio de Educación (MinEduc), aclara que los casos no ocurren -precisamente- en el sistema de educación. “Todas las denuncias no están vinculadas a docentes o autoridades. Los niños y adolescentes -con la política de prevención que el Ministerio implementó desde el año pasado- denunciaron abuso sexual dentro de su núcleo familiar”.
Para Zambrano los abusos se pueden evitar. Los padres -sugiere- deben educar a sus hijos sobre el manejo de su intimidad y lo que está y no está permitido.
Dependiendo de la edad, los chicos asumen el abuso de diferente forma. Uno de cinco años puede creer que esas acciones son parte de su crecimiento y una niña de 12 que es natural. “Al no tener conocimientos sobre este tema, los chicos, erróneamente, naturalizan estas y otras agresiones. Después de esto viene el miedo. El agresor amenaza con matar a la víctima o a la madre”.
La psicóloga Renata Cando advierte sobre el perfil del abusador. “La mayoría son carismáticos, sociables e inspiran confianza”.
Actualmente, la Subsecretaría de Educación de Quito realiza el seguimiento de un supuesto caso. Verifica si el establecimiento cumplió o no con la ruta y protocolo de actuación establecido.
Cando agrega que los padres deben reconocer las alertas que sus hijos envían. Un indicador es que un niño hable o actúe de una manera sexual que no corresponde a su edad. Si escenifica sexo oral, por ejemplo, se debe investigar de dónde sacó esa información.
La psicóloga y Rivas coinciden en que la confianza que los progenitores den a sus hijos es imprescindible para combatir este delito. “Solo si hay confianza, los niños se sentirán seguros de contar algo que no les agrada o no les parece raro”, indica la especialista.
Además alerta que es peligroso enseñar a los niños a “obedecer” todo lo que le piden los adultos. Esto porque los abusos sexuales se producen en relaciones de poder.
Ormaza informó que desde 2013, el MinEduc maneja un protocolo frente a casos de abuso sexual detectados o cometidos en escuelas.
Los Departamentos de Consejería Estudiantil (DECE) son los espacios establecidos para abordar los casos y darles seguimiento. (I)