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El ábaco japonés potencia la habilidad mental y matemática
Joaquín Mora tiene 9 años y domina los números. Sabe sumar, restar y multiplicar mentalmente varias cantidades (hasta tres cifras) de forma simultánea. Lo hace con la precisión y rapidez de una calculadora.
Él es el más destacado en la clase de matemáticas (en Loja); a diferencia de sus compañeros, no tiene problema con el cálculo.
Al contrario, el menor de edad considera divertida la asignatura y parte de su tiempo libre lo ocupa en el desarrollo de ejercicios con el ábaco japonés.
Joaquín compite con sus compañeros de aula en el programa mental ‘Aloha’ al cual ingresó hace un año. En el proyecto aprendió a desarrollar su agilidad mental y, sobre todo, tener la concentración necesaria.
Anteriormente, para Joaquín era un inconveniente centrar su atención en un objeto. Se distraía, incluso, estuvo a punto de ser diagnosticado con el trastorno déficit de atención (TDA).
Pero conforme avanzó en el programa, sus condiciones mejoraron y ahora dibuja con sus manos lo que practica en el ábaco.
Lo mismo ocurre con Dulce María Mena, de 6 años, quien ingresó al programa sin saber los números y hoy los reconoce y hace los cálculos matemáticos con destreza.
El programa ya existe en Guayaquil y Loja y recién abrirá en Quito.
“Lo mejor de este programa no es la resolución matemática, sino el desarrollo del hemisferio derecho del cerebro, donde reside la capacidad de memoria visual, concentración y orientación; así como el control de los aspectos no verbales de la comunicación”, señala Kiran Motwami, directora del programa, que nació en España y se extendió a más de 35 países del mundo.
En el programa pueden participar chicos de hasta 13 años, porque en promedio el aprendizaje contempla de 30 a 36 meses en los que aprenden operaciones de raíces cuadradas mentales de algunos dígitos.
Sin embargo, reconoce que a los chicos de 13 años les toma más tiempo aprender esta técnica porque están acostumbrados a resolver operaciones con calculadoras y no con el ábaco.
La enseñanza
La técnica permite que los niños cuenten hasta el número 99 usando las manos, a través de diferentes movimientos.
“No recibimos a más grandes porque la sinapsis (unión entre neuronas) solo ocurre de 16 y 18 años. El 80% del cerebro ya está formado y los resultados no son como los que se obtienen a menor edad, cuando los niños, que son como esponjas, lo absorben todo”, expresa.
La psicóloga Natalia Vizcain considera que este tipo de ayudas se debe impartir a los infantes a edades tempranas, mientras el cerebro aún se forma.
“Todo tipo de estímulos que reciba el menor, sea mental, artístico o deportivo, siempre será mejor en la niñez, pues se refuerzan las conexiones neurológicas y el potencial puede desarrollarse más y mejorar su rendimiento académico”, dice.
La especialista reconoce que generalmente los niños y los jóvenes con actividades extracurriculares son más organizados y responsables. “Como resultado los chicos mejoran en todas las asignaturas”.
Más información en la página Aloha ecuador de Facebook. (I)