Utilizar varias fundas plásticas para cargar las compras del supermercado o mantener encendida la pantalla de la computadora cuando no esté en uso son prácticas que aumentan la Huella Ecológica. Este medidor es la demanda de espacio bioproductivo en el entorno.

A mayor consumo, mayor es la huella ecológica. Para medir este signo, desde el año pasado el Ministerio del Ambiente (MAE) habilitó en su página web una herramienta que calcula los consumos per cápita de papel, madera, comida, electricidad y combustible.

La herramienta del MAE permite evaluar el impacto que genera el consumo de la población, frente a la disponibilidad de recursos naturales existentes en el planeta. El resultado se expresa en la unidad de hectáreas globales (hag). Por ejemplo, configurar la computadora en modo de ahorro de energía o apagarla cuando no se la utilice tendrá un impacto de 0,021 hag.

La ministra del Ambiente, Lorena Tapia, explica que “para alcanzar el nivel de sustentabilidad que propone el proyecto Huella Ecológica es necesario que la ciudadanía tome conciencia y empiece a realizar acciones concretas encaminadas a la reducción de la misma”.

Pero los consejos cotidianos para mitigar el impacto ambiental no son nuevos y se repiten cada año que se recuerda el Día Mundial de la Tierra, o del Medio Ambiente, como hoy. ¿Qué hace falta entonces?

Para Alfonso Roggiero, presidente de la Asociación de Graduados de la Earth-Ecuador (Agearth), el correcto manejo de desechos o adoptar prácticas ecoamigables solo serán cristalizados con una capacitación a los ciudadanos. “Se debe enseñar al barrio que el más ecológico no es el que brilla, sino el que tiene un correcto balance en la arborización de espacios verdes con la cantidad de habitantes”.

Con ello coincide el director de Ambiente de la Prefectura del Guayas, Roberto Urquizo, quien añade que el 20% de los desechos generados a nivel domiciliario, es reciclable. Entre ellos están los plásticos, cartones, periódicos y envases de vidrio, por lo que en el barrio las personas se pueden organizar para acopiar los residuos y darlos a una empresa de reciclaje.

El máster en Ciencias de Ingeniería Ambiental considera también que se debe instar a los habitantes a no elegir aquellos productos con un enorme impacto ambiental en su producción y disposición final.

Es decir evitar comprar botellas o productos doblemente empacados, o cajas hechas con materiales que no se pueden reciclar. Una alternativa para ello, manifiesta Urquizo, es incluir en el etiquetado de los productos el nivel de huella ecológica, así como ocurre con los alimentos que señalan el nivel de azúcar, sal o grasa.

Marcando la diferencia

¿Qué otras acciones se pueden ejecutar para mitigar el impacto ambiental? Roggiero, de Agearth, expresa que una alternativa ecológica al momento de hacer las compras, es usar una bolsa de un material reciclado, en vez de una funda de plástico. “Puede ser una ridiculez para mucha gente, pero seguramente para el medio ambiente no lo es”, dice.

De acuerdo a datos del MAE, Ecuador emplea alrededor de 257 millones de fundas plásticas por año y cerca de un trillón son usadas globalmente. Estas al ser enterradas en los rellenos sanitarios pueden tardar más de 1.000 años en descomponerse, o llegan al lecho marino y son confundidas con alimento, por lo que los animales al comerlas enferman y mueren.

Otra de las recomendaciones de Roggiero, es evitar la compra de agua embotellada. Él señala que hervir el agua y dejarla enfriar es una buena opción para evitar la adquisición de botellas plásticas. Además cita que cambiar los focos convencionales con los ahorradores es útil, incluso para economizar dinero, “aunque debe haber un tipo de estrategia por parte de los municipios para tratar correctamente estos desechos”. Utilizar el transporte público y reciclar las baterías (material altamente contaminante) son otros consejos que están en nuestras manos. (Ver infografía).