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El Telégrafo
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EdIzon León Castro, Director en la Secretaría de Cultura

EdIzon León Castro, Director en la Secretaría de Cultura
21 de abril de 2013 - 00:00

El racismo viene del establecimiento de un sistema de jerarquía basado en la categoría de raza. Se dijo que los negros tenían el cerebro más pequeño, impidiéndoles pensar como lo hacían los blancos. Ese modelo, basado en el desconocimiento, todavía persiste, lo que conlleva a una exclusión y discriminación de lo diferente. Si bien uno no reflexiona en el sentido biológico de inferioridad, piensa indirectamente en término de diferencias.

En Ecuador hablamos de un racismo estructural, que se ha construido desde el Estado. Los pueblos indígenas y afroecuatorianos, hasta 1998, no aparecían en la Constitución. A partir de 2008, el Estado asumió su responsabilidad y se estableció como plurinacional e intercultural. Ahora, se condena la discriminación racial como un delito y se promueve una política de reparación con respecto a los grupos vulnerados. En cambio, aunque las organizaciones afroecuatorianas prepararon un proyecto, todavía no existe una ley orgánica que pueda asentar dichos principios constitucionales.

Asimismo hay racismo en la academia, que implica la no-incorporación de sus conocimientos, historia y memoria dentro de las instituciones educativas. También existe el racismo cotidiano. Estadísticamente, los afroecuatorianos son los que más discriminaciones raciales sufren. Yo las viví. Por ejemplo, en mi oficina, muchas veces la gente viene a buscar al director metropolitano y me dice: “No, no estamos buscando al asistente”.

Estamos lejos de erradicar el racismo. Si veamos los casos de los colombianos y cubanos, se puede decir que se generaron discriminaciones basadas en los estereotipos. Entonces, inmediatamente se prenden las alertas sociales que se convierten en racismo, xenofobia o discriminación. En tiempos de crisis, hay un proteccionismo hacia los ciudadanos en el sentido económico y de seguridad social. Por otro lado, cuando hay una fuerte migración europea, la gente no se siente amenazada.

Globalmente estamos avanzando, y eso se atestigua con la clasificación de la Selección de Ecuador por primera vez en un mundial de fútbol. Aquí hubo un cambio en la sensibilidad de la gente de manera positiva: los negros no son delincuentes ni vagos, pero son buenos para el deporte.

En nuestras comunidades no se piensa instalar universidades, sino más bien escuelas de alto rendimiento deportivo, como la de El Chota. Hay que descolonizar las estructuras del Estado, el pensamiento, la memoria.

Para luchar contra el racismo tenemos que prestar atención a la educación y a la familia. Asimismo, la estructura del Estado tiene que volverse realmente intercultural. Hay que hacer campañas para difundir los principios de derecho internacional. Los medios de comunicación también tienen un rol fundamental, aunque en el Canal 10 se difunda un programa que conlleva mensajes racistas, entonces: ¿Cómo la gente podría actuar de manera diferente?

Tal vez el racismo esté menos presente en los niños y jóvenes, pues son el resultado de un nuevo proceso generacional y tienen mayor contacto cotidiano entre diferentes grupos étnicos y culturales.

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