Tras superar la terapia intensiva por insuficiencia renal, el joven estudiante Édison Cosíos aumenta la movilidad de su mano derecha y lo hace con mayor fuerza cada vez; mientras con su mano izquierda los movimientos son mínimos.

"Hace casi 3 meses Édison pasó una semana en terapia intensiva por la complicación en su vejiga y los riñones. Entonces se analizó la opción de someterlo a una cirugía, pero dado los riesgos de la misma se decidió ir por un cateterismo intermitente", contó Manuel Cosíos, padre del estudiante que hace 4 años sufrió el impacto de una bomba lacrimógena.

En su domicilio del sector de La Argelia, al sur de Quito, continúa el joven junto a su madre Vilma en las jornadas de terapia física.

Además la ayuda de la nutricionista le ha permitido incrementar su peso y por ende sus defensas. "Desde que salió del hospital gracias a Dios no ha tenido mayores complicaciones y veo que cada vez su comunicación es mejor. Entiende todo lo que le consultamos y está muy consciente de lo que sucede a su alrededor, mueve la cabeza y también sus ojos", contó Manuel.

Lo que hoy ya no pueden realizar es la salida a lugares como el Quinche o Papallacta que antes del ingreso a terapia intensiva sí lo hacían.

"Como el cateterismo tenemos que hacerlo en un lugar sin contaminación y cada 2 horas hoy no podemos salir con él a los lugares que antes lo hacíamos, pero siempre lo integramos a todas las actividades que realizamos como familia", acota el padre.

A más de la terapia física, Édison realiza una terapia deglutoria que le permite entrenar sus glándulas salivales para que en el futuro su alimentación sea a través de sólidos y no de sondas como hasta el momento tiene.

"Esperamos que en el futuro pueda comer por su propia cuenta. Está en buen camino y con la ayuda de Dios saldremos adelante no es fácil, pero él mismo nos da la fuerza para seguir en camino", finalizó don Manuel. (I)