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Universidades del país trabajan para fortalecer sus plantas docentes

La investigación social, económica y cientifica se desarrolla en el país. En la gráfica estudiantes de la Universidad de Guayaquil  en una de las plazas.
La investigación social, económica y cientifica se desarrolla en el país. En la gráfica estudiantes de la Universidad de Guayaquil en una de las plazas.
Foto: Archivo / El Telégrafo
18 de noviembre de 2018 - 00:00 - Shirley Serrano Moscoso

El valor agregado a las materias primas viene con la innovación y en esa parte uno de los actores principales son las universidades, cuya investigación ayuda a desarrollar nuevos productos.

A inicios de noviembre se conoció la lista de las mejores universidades de América Latina. Se trata de 400 entidades de educación superior.

El QS Latin America University Rankings ubica a la Pontificia Universidad Católica de Chile en primer lugar. Entre los 10 primeros están también centros de estudios de Brasil, México y Argentina. Ecuador consta en el puesto 51 con la Universidad San Francisco de Quito.

Las clasificaciones de este año se elaboraron con ocho indicadores: reputación académica y de los empleadores, los estudiantes en licenciatura, citas por papel, trámites por facultad, personal con doctorados, impacto web y red internacional de investigación.

Este último punto es determinante, según los catedráticos entrevistados, para mejorar la categoría de los centros de estudio.

También se habla de estandarización del pensum, en lo que se trabaja desde el ente rector estatal.

El tipo de investigaciones y el medio en donde se publican son determinantes, según Joaquín Hernández, rector de la Universidad de Especialidades Espíritu Santo (UEES). “Las publicaciones de las investigaciones en revistas indexadas deben tenerse en cuenta. Considero que en el tema de investigaciones la universidad ecuatoriana ha tenido debilidad. Me refiero al impacto de las publicaciones y esto afecta a las universidades”.

Otra de las falencias es la internacionalización. Por ello, Hernández considera que debe haber unificación, porque permite que profesores y alumnos de otros países se mantengan en contacto y para ello se necesita una reglamentación adecuada que permita ejecutarse”.

Sobre este aspecto la vicerrectora de Vinculación de la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil, Mónica Franco, recalca que el Gobierno debe favorecer a cumplir con esos objetivos.

Detalla que en el caso de la movilidad estudiantil a un alumno de otro país le cuesta hasta $ 400 adicionales para venir a estudiar y esto complica el intercambio.

La vicerrectora resalta que hay dos aspectos determinantes para una universidad. El primero es la formación del cuerpo docente y el segundo es la pertinencia social de los centros. Con este punto coincide el coordinador de Maestría de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte, Omar Villavicencio.

Uno de los factores considerados en la medición es la cantidad de profesores con doctorados, para Villavicencio el tema es complejo, cuando el costo es de $ 35.000 para los ecuatorianos. En otros países es más económico acceder a un doctorado. “En Perú a un ecuatoriano le costaría entre $ 18.000 y $ 25.000, pero para un peruano el precio es de $ 2.000. “Nosotros no damos las facilidades para formar a nuestros docentes”.

Considera que existe una proyección académica que debe ser reforzada. Y que la ausencia de recursos es determinante para que no sobresalgan las universidades ecuatorianas.

Recomienda que las investigaciones deben trascender las fronteras. “Por ejemplo, para dar una clase tomo casos del extranjero, porque no tenemos casos de estudios nacionales”.

Franco acota que en el caso de la Universidad Católica tienen incentivos para los docentes que realizan investigaciones y también para el intercambio, tanto de profesores como de estudiantes”.

Aclara que los rankings no se deben tomar como la única verdad sobre el desempeño de las universidades, porque las realidades sociales de cada país, incluso de cada ciudad, son distintas.

Considera que en los últimos años la educación superior mejoró significativamente, pero que no debe existir una hiperregulación académica.

Entre los factores que se deben considerar, según Franco, está la relación con la sociedad. Explica que la profesión de tercer nivel no ofrece un puerto seguro y los profesores vienen del mismo entorno con aciertos y desaciertos.

Considera que los docentes cuando tienen que complementar sus presupuestos no se enfocan exclusivamente en la docencia y eso repercutirá en la calidad.

Para Franco, las universidades deben tener claro qué respuesta darán a la sociedad. “Lo que es calidad para una universidad de Loja, no es para una de Guayaquil, porque los entornos son diversos”.

La catedrática enfatiza que las universidades deben realizar propuestas que respondan a factores sociales.

Al igual que el rector de la UEES, Franco detalla que primero se deben considerar los aspectos de pertinencia, para luego establecer los indicadores de medición estándar.

Este Diario consultó a la Secretaría de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación sobre los resultados de la medición, pero no hubo una respuesta, puesto que tienen otros temas en agenda. (I)

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