Los derechos civiles, políticos, de la mujer, de las comunidades gays, lesbianas, transexuales e intersexuales (GLBTI), así como el acceso a la educación, vivienda y al trabajo formal son algunos de los aspectos que la publicación  “Americas Quarterly” considera en su medición sobre la inclusión social, que se publica  por segundo año consecutivo. (Ver infografía ampliada)

Dentro de este ranking -en el que se consideran 16 países de Norte, Centro y Sudamérica- Ecuador ocupa el puesto Nº 6 con un índice del 52.9, superado por Brasil, Costa Rica, Estados Unidos, Chile y Uruguay.       

“La pobreza en Ecuador ha disminuido. En líneas generales, el acceso a educación secundaria y a empleo formal ha aumentado desde el año pasado. A pesar de que los derechos políticos y civiles se han debilitado, el empoderamiento personal y las percepciones sobre la capacidad de respuesta del gobierno siguen siendo favorables”, dice el documento respecto al avance del país en materias inclusivas.

Inclusión es la suma de los factores para que un individuo disfrute de una vida seguraSegún indica “Americas Quarterly”, Ecuador registró un crecimiento de Producto Interno Bruto (PIB) de 4.59% entre el 2002 y el 2012 y de este el porcentaje invertido en programas sociales fue del 6.39.

En este segundo informe de inclusión social se incorporan mediciones según raza, origen étnico y género para la mayoría de las variables a nivel individual en casi todos los países de América Latina.   

Una de estas nuevas variables se refiere a la inclusión financiera, que mide la interacción del individuo con el sistema bancario formal, basada en datos recopilados por el índice de inclusión financiera global del Banco Mundial.

La segunda tiene que ver con  los derechos de comunidades GLBTI. Esta se mide en una escala de siete puntos desarrollada por los investigadores Javier Corrales, Mario Pecheny y Mari Crook -llamada índice de simpatía hacia los homosexuales (Gay Friendliness Index)- que mide los derechos y los sistemas de protección hacia estos colectivos.

En este punto específico, nuestro país junto con Colombia ocupa el sitial número 5, superando a países como Chile, Perú, Bolivia y El Salvador.   

Los analistas Jane Marcus Delgado y Joan Caivano realizaron una escala de derechos de la mujer, con cinco puntuaciones que miden la tasa de mortalidad materna, la presencia de leyes que criminalicen la violencia sexual y física contra las mujeres, la representación política de las mujeres, entre otras. Este es otro de los aspectos tomados en cuenta para la estadística.

Ecuador y Brasil se encuentran dentro del grupo de países con un índice alto en este tema, con una puntuación de 7, superado por Costa Rica, Estados Unidos, Colombia, México, Uruguay y Perú.

La disparidad de los países, mostrada en cifras

Uruguay, con un índice de 75.5, es el primero en cuanto a inversión social y lidera el grupo en derechos políticos, civiles y GLBTI.

Este país se destaca también por su alto puntaje en derechos de la mujer, así como por percepciones bastante favorables sobre la capacidad de respuesta del Gobierno, por raza y género. Sin embargo, -dice el texto- el país se queda atrás en cuanto a participación ciudadana, por raza y género.

El estudio sostiene que Chile, con un número de 68.4, muestra un desempeño favorable de forma consistente a través de todos los indicadores. A pesar de que la participación ciudadana es una de las más bajas de la región, el país lidera al grupo en derechos políticos y civiles. Respecto a los derechos de la mujer y derechos LGBT, sus puntajes son  bajos.

“La pobreza y la desigualdad son muy altas en Guatemala y se manifiestan en todos los indicadores del estudio. Este país cuenta con un índice de inclusión de 14.8; desafortunadamente, Guatemala es todavía el que menos invierte en programas sociales en la región”, explica el texto.

Muy pocos guatemaltecos tienen acceso a empleo formal, y el país se ha quedado atrás en materia de derechos de la mujer, aseguran.

¿De qué se trata la inclusión?

Según explica este estudio, en su forma más básica, la inclusión social se refiere a las oportunidades: representa la suma de los factores necesarios para que un individuo disfrute de una vida segura y productiva como un miembro totalmente integrado en la sociedad.

Esto, independientemente de su raza, origen étnico, género u orientación sexual. “Sin embargo, debido a que los ambientes políticos y sociales no se encuentran aislados, cualquier medida de inclusión también debe considerar aquellos factores que le permiten a un ciudadano expresarse para exigir un cambio y un gobierno responsable que atienda a estas exigencias”, concluye.