Ecuador convertirá en museo una antigua fábrica de textiles
La antigua fábrica de textiles “Imbabura”, cuyas instalaciones, de comienzos del siglo pasado, son Patrimonio Cultural de Ecuador volverá a abrir sus puertas convertida en museo y centro de innovación textil.
La factoría de textiles “Imbabura”, que comenzó a edificarse en 1924 con inversión de la familia catalana Dalmau, fue un eje de la economía del norte del país hasta su cierre en 1995, y Ecuador la declaró Patrimonio Cultural en 2001, en reconocimiento a su papel clave en el desarrollo de la industria del tejido.
Con unos 10.000 metros cuadrados de construcción en piedra, cemento, madera y ladrillo, la fábrica llegó a tener más de un millar de empleados que pusieron una de las semillas para impulsar el movimiento obrero en Ecuador.
La inmensa edificación, ubicada en la localidad de Atuntaqui, comprendía una docena de naves según la tipología arquitectónica industrial de cubiertas inclinadas a un solo costado y fue montada por técnicos de Inglaterra, Alemania y Holanda. La maquinaria era transportada en barco, tren y a lomo de mula.
“Hemos apuntado a este proyecto porque puede ser un dinamizador económico muy importante. La provincia de Imbabura es eminentemente turística”, dijo la ministra Coordinadora de Patrimonio, María Fernanda Espinosa, al comentar, además, que la fábrica es “un referente en la historia de la industria y el sindicalismo”.
La factoría, de la que ya se ha restaurado la zona administrativa, podrá reabrir sus puertas como un museo aprovechando las cientos de máquinas que aún hay, pero también reservará una de sus secciones al sindicalismo, como recuerdo de las actividades que realizaron sus empleados en ese campo.
El proyecto de restauración prevé, asimismo, la instalación de un centro de innovación textil y de confecciones para formar a técnicos, trabajadores y diseñadores de moda.
Además de la creación de un laboratorio de control de calidad y un centro de investigación del mundo de la moda, que trate tendencias, materiales, colores y texturas, explicó el director del proyecto de restauración, Patricio Peñafiel.
En el proyecto están comprometidos los ministerios de Patrimonio, de Cultura, Turismo y el coordinador de la Producción, porque no solo se prevé el establecimiento de un museo de sitio con cientos de máquinas que aún hay en el lugar, sino también un centro de convenciones, de eventos y uno artesanal.
Según el Municipio de Antonio Ante, el proyecto prevé también un área para eventos al aire libre, un restaurante y un sector interactivo para niños y adolescentes con sistemas de aprendizaje que permitirán que manipulen la maquinaria, que hay aún en el museo, como elemento educativo.
Espinosa detalló que en la restauración de la edificación, “una de las pocas edificaciones tan representativas del proceso industrial del Ecuador del siglo XX”, se han invertido unos dos millones de dólares, pero en el proyecto total, con la instalación de los museos y los restantes componentes del complejo, se gastarán alrededor de diez millones de dólares.
La funcionaria defendió la importancia del patrimonio para fortalecer las identidades ciudadanas con sus entornos ambientales y culturales, “en forma incluyente, solidaria y equitativa”.