Dos monjas y un papa en el reino de este mundo

Este domingo 24 de mayo celebramos un aniversario más de la Batalla de Pichincha, y coincidiendo con la fecha mayor de nuestra Independencia, el presidente Rafael Correa presentará el Informe a la Nación.
Este domingo 24, el Papa Francisco oficia en la Plaza de San Pedro, en el Vaticano, la misa del Pentecostés, el día del Espíritu, el día para amar a Dios y a los hermanos.

En la víspera, en El Salvador, la América Latina cristiana y progresista asistió jubilosa a la beatificación de Monseñor Arnulfo Romero, representante de la Iglesia, militante en su compromiso con los más humildes y los desprotegidos del poder político y económico excluyente.

En Cataluña y en toda España tienen lugar también este domingo elecciones que podrán anunciar un radical cambio en la forma de gobernar o la continuación del bipartidismo que ha dominado su historia posfranquista. En la capital catalana, Barcelona, y en todo el país, una noticia ha roto la rutina electoral y ha conmocionado al país. Las dos monjas más populares de Cataluña, y monjas de claustro, la dominica Lucía Caram y la benedictina Teresa Forcades, han anunciado su decisión de participar activamente en política. Lucía, convertida en estrella de televisión donde promueve la solidaridad ciudadana basada en el Evangelio, y Teresa, figura estelar por su colaboración activa con la nueva izquierda alternativa española. Quieren participar en política gracias a su amor incondicional por los más necesitados. Francisco, el Papa latinoamericano, conmueve a Raúl Castro, quien ofrece regresar a rezar y a misa, si es preciso, “si el Papa sigue así”.

Estos son, tal vez, los signos de una nueva era, la de la nueva civilización tan esperada, donde el compromiso debe ser practicado primero, antes de que pueda ser predicado. Podrá ser la era en que el amor reemplace a la codicia, el bien común al individual, la alegría de vivir en comunidad a la actual soledad del mundo globalizado, y la vida consciente al inconsciente consumismo. Es el despertar del  tiempo nuevo, de la nueva era. (O)