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Don Mallia, el 'añejo' caramelero de la Laica
“Verá, mis orígenes no son nacionales, mis ancestros eran argentinos. Mi abuelito era de allá, por eso mi apellido no es común” dice Adolfo Mallia. Eso fue lo primero que aclaró antes de iniciar la entrevista.
Adolfo Mallia Loor tiene 65 años, es oriundo del cantón Vinces y lleva más de 15 años vendiendo caramelos y chocolates fuera de la Universidad Laica Vicente Rocafuerte de Guayaquil.
Antes de llegar a la ciudad Mallia trabajaba como agricultor en su natal Vinces. Sembraba arroz y maíz, “de eso vivía, hasta que un incendio consumió mi casa y la necesidad me obligó a emigrar a Guayaquil para buscar nuevos rumbos”.
Al llegar a la urbe porteña se desempeñó como albañil por un tiempo, pero por motivos de salud no pudo continuar en la construcción.
Fue gracias a una vecina que ya falleció y que laboraba fuera de la Universidad Laica que llegó al sitio.
“Me dijo que me busque un puesto fuera de la institución para que venda caramelos y confitería. Esa vecina, cuyo nombre no recuerdo, trabajaba mucho tiempo y me ayudó a tener mi espacio”.
Ahora tiene 15 años en la actividad y asegura que a sus 65 años su situación es complicada. Sobrevive con las ganancias que le da su negocio. “No tengo hijos, vivo solo en la casa de una hermana. Invierto mi dinero en la compra de los productos que vendo. Pero mi ganancia no supera los $ 10”.
Dice que en invierno vende menos. Las ventas decaen por las lluvias y porque los estudiantes están de vacaciones. Pero en días de verano y clases no hay problemas.
“Las autoridades me han dejado trabajar sin inconvenientes. Solo una vez los policías metropolitanos me quitaron mi charol de caramelos. Aunque no he tenido problemas, trato de estar pendiente; uno nunca sabe si un día regresan”. (I)
Tiene esperanzas de un futuro mejor para el país
Mallia dice que ha visto pasar a varios presidentes; y aunque no es un acérrimo seguidor del actual mandatario, Rafael Correa, reconoce que existe un cambio en el país. “He observado cómo se reconstruyó la patria en estos 10 años. De pronto se pudo hacer más, pero si uno mira el pasado se pregunta: ¿por qué no lo hicieron otros presidentes? Ahí me doy cuenta de que se trabajó, de que tenemos un Presidente que caminó por las calles, y yo sí tengo esperanzas”. (I)