Disminución de azúcares ayuda a enfrentar el “exceso de diciembre”
Desde vísperas de Navidad hasta después del Día de Reyes, las personas asisten a almuerzos y cenas donde se consumen grandes cantidades de dulces, además de otras comidas como el pavo, el cerdo o el pollo. Según especialistas, durante esta época del año existe la tendencia al aumento de los niveles de azúcar, colesterol y peso corporal, por la cantidad de comida ingerida.
El nutricionista Carlos Andrade aclara que es importante mantener el control de lo que se come, sin embargo especifica que en festividades como Navidad o fin de año se puede ser “un poco condescendiente con las elecciones alimentarias” si han existido previamente meses de buenos hábitos.
El problema de la ingesta excesiva de alimentos (que viene acompañado de factores como la obesidad, hipertensión arterial, hipercolesterolemia, diabetes, entre otros) se denomina hiperfagia.
“El problema, según varios especialistas, se trata de una cuestión hormonal”, menciona Andrade. Detalla que mientras más carbohidratos y azúcares se consumen, se envía al cerebro la señal de que hay que comer más. No obstante, si se inicia la cena con algún tipo de carne y una ensalada ligera, el cerebro envía señales de satisfacción.
El nutricionista explica que el orden de cómo se ingieren los alimentos ayudará, entonces, a evitar los excesos en las comidas de fin de año y, por consiguiente, el padecimiento de indigestión.
Entre las recomendaciones que brinda figuran: realizar más actividad física en esta época del año para equilibrar la cantidad de lo que se come; evitar el consumo de pequeñas porciones previas o “picar”; esperar las comidas principales, y por último, quizá lo más importante, “no comenzar la ingesta con algo dulce, ya que es preferible comer algún producto animal acompañado de una ensalada".
Sandra Lozada, máster en seguridad alimentaria y nutrición, sostiene que al ser humano, especialmente el latinoamericano, le gusta socializar alrededor de la comida.
“En estas fechas la gente se deja llevar por la emoción de las fiestas y se da carta abierta para adquirir ciertos alimentos que no ingerimos en otras etapas del año", expresa.
Según dice, es posible comer de todo pero el problema es el exceso y, especialmente, la mala distribución que se hace de los alimentos. “En el país tenemos la idea errónea de que hay que probar de todo porque si no, no se ha comido. Somos exagerados en nuestros platos. Se cree que si se come abundante, estamos saludables".
Lozada recalca el control en la cantidad de comida en estas fechas para no sobrecargar al metabolismo y que el cuerpo pueda eliminar las toxinas y no sufrir de molestias gástricas (dispepsias, llenuras, flatulencias, entre otras).
Si se han tenido malos hábitos alimenticios, puede haber inconvenientes futuros, como son las enfermedades crónicas no transmisibles, tales como la diabetes y la elevación de colesterol.
La especialista recomienda equilibrar lo que se comerá durante estos días, de la siguiente manera: “si se tiene una cena en la noche, entonces se debe comer ligero en el desayuno y en el almuerzo. Lo normal es que una persona coma a diario 2.000 calorías, y en una cena de fin de año se consumen 1.400”.
Además, la especialista destaca que se deben consumir pocos alimentos y bebidas azucaradas.
Acerca de la ingesta de alcohol, Lozada señala que son preferibles los tragos secos como el whisky, el vodka, el vino, es decir, bebidas puras y no cocteles. Asimismo, si se toma un jugo natural, que no sea tan azucarado.
Ambos expertos coinciden en que es importante que la gente sea más consciente de sus hábitos alimenticios y de control de salud todo el año y no solo después de las fiestas para evitar problemas médicos a corto y largo plazo.