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Ecuador, 23 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Jóvenes diseñadores de interiores se reinventan al fabricar ataúdes

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Jóvenes guayaquileños, que se dedican al diseño de interiores y a la ebanistería, emprendieron hace una semana la elaboración de ataúdes a bajo costo. Lo hacen como una alternativa dirigida a las familias que perdieron a un ser querido por covid-19 y ante los sobreprecios de los féretros en esta emergencia.

Inicialmente no sabían cómo fabricarlos, pero eso no los detuvo. Se documentaron en la web con recursos sobre el tema y otros se asesoraron con personal especializado. Lo siguiente fue buscar las herramientas que dejaron de usar por el cierre de sus negocios.

José Guillén, quien es ebanista de profesión, arma un ataúd cada 30 minutos. Por su trabajo cobra $ 15 o menos, según el caso. “Lo único que le pide es que traigan los materiales, esperan y se van con su féretro”.  Cuenta que decidió emprender esta iniciativa al notar que otros cobraban entre $ 800 y $ 1.500 por fabricarlos. “Es un momento para darnos la mano y no para lucrarse como está pasando. Mañana puede ser un familiar nuestro”.

En su taller ha recibido a señores que tienen pagados servicios exequiales pero que se negaron a atenderlos. “Aquí llegan familias que van por su séptimo familiar fallecido. Es doloroso”.

ataúdesJosé Guillén fabrica a diario los féretros que entrega a las familias que tuvieron fallecidos durante la emergencia. Foto: El Telégrafo

Andrea Villavicencio, de 22 años, en cambio, juntó solo a tres trabajadores de su negocio a quienes dotó de mascarillas, alcohol y guantes para emprender el trabajo con listones de madera, clavos, goma y tornillos.

Ella se encargó de diseñar el féretro con una estructura de MDF reforzada con retazos y una barra como agarradera para facilidad de cargarlo. Además ha estado pendiente de que al cofre le coloquen un plástico en el fondo, antes de realizar su entrega. Su costo es de $ 145.

El primer día que colocó el anuncio recuerda que recibió 30 llamadas que pedían un féretro. “Estaban desesperados en que les venda. Me tomó unos días tener los primeros 25 ataúdes”.

ataúdesAndrea Villavicencio diseña ataudes después de reunir a tres trabajadores para la elaboración de los cofres mortuorios. Foto: El Telégrafo

David Merchán, de 33 años, decidió usar el material que estaba en su local, el cual había dejado funcionar por la emergencia. Con ayuda de un sobrino elaboró su primer féretro, el cual le quedó muy grande, luego lo estandarizó para hacer un mueble compacto con playwood. “A la gente que viene a comprar le preocupa que se desbarate el ataúd”. Los féretros que él elabora los vende a $ 175.

Merchán ha sido testigo de la desesperación de decenas de personas de Guayaquil que llegan a su local en busca de sus servicios. “Un día recibí a una señora que reservó un ataúd con la esperanza de no usarlo. No me volvió a llamar. Espero que se haya sanado”.

Guillén ha optado por donar las cajas a las personas que son de escasos recursos.

Los tres jóvenes dedicados a la decoración no se conocen entre sí. Pero tienen en común el haberse reinventado para ayudar con su trabajo a cada vez más familias que se han tenido que resignar ante la pérdida de uno o varios seres queridos.

PPL de siete Centros de Rehabilitación hacen ataúdes

Los talleres de carpintería de siete Centros de Rehabilitación Social del país son utilizados para la elaboración de féretros que serán destinados a familias más necesitadas. Desde hace una semana personas privadas de la libertad (ppl) trabajan con madera donada por el Ministerio de Ambiente.

Orlando Jacóme, subdirector técnico de Rehabilitación Social, estima que se han fabricado más de 100 ataúdes en los CRS de Ambato, Quevedo y Guayaquil. Los féretros serán entregados a la familias en coordinación con la Fuerza de Tarea.

Un féretro costaba $ 300 antes de la emergencia

Existen 480 funerarias del país registradas en la Federación de Exequiales de Ecuador. Solo 100 de ellas están en Guayaquil, pero por la emergencia solo operan 15, asegura Merwin Terán, presidente de este ente. Él reconoce que antes de la emergencia sanitaria tenía 15 servicios funerarios al mes, pero ahora son seis o más a diario.

La alta demanda de los féretros hizo que varios negocios suban sus precios. “Antes un ataúd costaba $ 300, hoy ese mismo lo venden en $1.200”, dijo Winston Bravo, quien pagó dicho valor para enterrar a su esposa. (I)

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