Devotos se despiden de la Virgen con una procesión
El intenso frío, cansancio y sueño no fueron impedimentos para que los fieles de la Virgen de El Quinche caminen en romería alrededor de 60 kilómetros, como una muestra de fe y devoción católica.
Niños, jóvenes, adultos, ancianos y hasta enfermos se concentraron desde las 18:00 en los puntos de partida establecidos en tres ciudades.
Debidamente equipados con agua, panela, limón, refrigerios, ropa abrigadora y mucha voluntad emprendieron la larga caminata que incluyó breves descansos hasta llegar en la madrugada al santuario de la Virgen.
Durante el trayecto, el sonido de radios y grabadoras se entremezclaban con el bullicio de la muchedumbre y los gritos de los vendedores ambulantes que ofrecen linternas “a dólar” y comida al paso.
Entre los fieles se encuentra Miguel, de 21 años, quien en un “canguro” lleva a Kristel, su hijo de 4 meses, y lo acompaña su joven esposa.
Los niños Érick, de 7 años, y Lisseth de 8, se desplazan en “monopatín”. Su padre Hugo Vásquez comentó que lo hacen desde hace 4 años.
Carlos Caiza, de 42 años, y Héctor Valverde, de 48, avanzaron por sus propios medios en sus sillas de ruedas. Comentaron que desde Chillogallo, al sur de Quito, hasta Calderón fueron ayudados por sus familiares.
Luego de la extenuante travesía, que incluyó transitar por zonas montañosas para acortar camino, los peregrinos llegaron a la localidad en donde hay cuatro hoteles, pero el grueso de los visitantes descansó en el parque, el Campo Mariano, los portales o donde pudieron hacerlo.
Segundo Chuquimarca y su esposa durmieron en el balde de su camioneta, en tanto que Fernando Suntaxi y su cónyuge amanecieron sobre el césped de un solar.
Los participantes formaron parte de grandes grupos, como es el caso de 15 adolescentes indígenas otavaleños y 20 jóvenes del barrio El Recreo, al sur de la capital.
En las misas campales, mientras unos descansaban, otros portaban velas encendidas para pedir algún favor a la denominada “santísima” Virgen de El Quinche.
La seguridad y control estuvieron a cargo de la Policía Nacional y la Cruz Roja. Durante las peregrinaciones el tráfico vehicular fue suspendido y hubo puntos de atención ciudadana.
