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Después de 40 años la piel muestra efectos de exposición a rayos solares
Maribel es un ama de casa, de piel clara y de 47 años, que a los 20 empezó a broncearse sin protección solar en sus viajes a la playa con sus amigas.
Veintisiete años después ya no va tanto a la playa, pero se expone al sol todas las mañanas mientras corre por la ciclovía, sin protección solar. Aunque luce un bonito bronceado, presenta manchas en los hombros y arrugas en el rostro.
El sol es imprescindible para la vida del ser humano y tiene efectos beneficiosos porque ayuda a la síntesis de vitamina D para fortalecer los huesos. Sin embargo, si no se aplica la protección debida puede derivar en lesiones cancerosas.
“Todo lo que le haces a tu piel durante los 25 a 30 años de edad, el sol te lo va a recordar cuando estés entre los 40 a 45 años”, advierte el dermatólogo Kléber Ollague.
En épocas que jóvenes y adultos salen a caminar o a hacer deporte en la mañana, que los niños van al colegio, a la playa, a nadar o a realizar otras actividades al aire libre en los vacacionales, están más expuestos al sol y, si no se protegen, la piel muestra cambios.
Aunque no existe una estadística nacional de cáncer de piel, el especialista señala que en los últimos años se registra en el país un incremento en la incidencia de esta afección, debido a la exposición solar sin protección y a la destrucción de la capa de ozono. Con él coinciden los dermatólogos Rodrigo Huacho Chávez y Gilda Zurita.
Ollague precisa que el aumento podría ser de 3 a 5 veces más en proporción de lo que había hace 10 o 20 años y que el cáncer más frecuente es el melanoma maligno.
Huacho, jefe de Dermatología del Hospital Guayaquil Abel Gilbert Pontón, señala que de un promedio de 22 pacientes que se atienden diariamente en la consulta, de 3 a 4 son diagnosticados con cáncer de piel, principalmente el carcinoma vasocelular.
“Los otros dos son el carcinoma espinocelular, que afecta más a las personas de raza blanca; y el melanoma. Ambos son agresivos”.
La mayoría de las víctimas son personas que trabajan en el área de la construcción y vendedores ambulantes, refiere. Los partes más afectadas son frente, nariz, mentón y orejas. No son casos que han derivado en muertes porque han sido sometidos a tratamiento, sin embargo, si no reciben atención pueden llegar a metástasis.
Zurita explica que el sol tiene radiación ultravioleta (UV), luz visible y rayos infrarrojos. Todos producen algún cambio en la piel, pero el primero tiene un efecto fotobiológico más peligroso que puede provocar cáncer de piel.
La radiación ultravioleta se divide en dos bandas. La UV-A, que oscurece la piel y causa manchas, tanto de forma paulatina como acumulativa, siendo más comunes en adultos mayores. La otra es la UV-B, que genera envejecimiento y arrugas, especialmente en personas de piel blanca.
Agrega que las radiaciones ultravioleta que emiten las pantallas de las computadoras y las luces fluorescentes son otros factores “que, a la larga, pueden afectar el rostro y provocar envejecimiento”.
La piel se defiende con un pigmento llamado melanina, que es menor en personas de piel blanca y mayor en las de piel oscura. “Pero llega un momento que esa melanina no es suficiente para protegernos y vemos cambios. Por ejemplo, si alguien va a la playa sin protegerse y sufre quemaduras solares, que es lo más frecuente en esta época”.
Entonces se altera la fisiología de las células epidérmicas y aparecen lesiones precancerosas. El cáncer de piel no provoca dolor ni síntomas. “Se traducen en pequeñas pequitas de color negruzcas que cambian de color, formas y tamaño. Son como granitos que crecen y sangran”, explica Ollague.
Zurita dice que en el rostro se presentan en forma de pápulas con bordes perlados que llevan meses sin curarse y algunos son detectables al microscopio. El diagnóstico se confirma con la biopsia y allí de determina el tratamiento.
Detalla que las quemaduras son un problema que se ve en la temporada. Es un efecto agudo que dura de 48 a 72 horas. Cuando son muy severas producen ampollas.
Sin embargo, añade, los efectos a largo plazo producidos por los rayos UV, como las manchas, arrugas y el cáncer, son más frecuentes en los consultorios dermatológicos.
Entre las manchas por el sol están los léntigos solares que son comunes en los adultos mayores. También hay manchas tipo paño (melasma) que aumentan por el sol.
“Las arrugas aparecen desde los 30 o 40 años y en cuanto al cáncer no hay una estadística, pero lo vemos con frecuencia en consultas”.
El uso diario del protector solar es el arma más eficaz para prevenir las quemaduras y otras lesiones que pueden generar cáncer de piel, señalan los especialistas. Al respecto, Ollague resalta la necesidad de campañas educativas para concienciar a la población sobre el potencial peligro del sol y generar en los niños el hábito en el uso de protectores.
Huacho considera que primero debe haber un buen aseo de la piel, luego hidratarla, para aplicar el protector y no exponerse directamente al sol por mucho tiempo.
Zurita recomienda utilizarlo todos los días en el rostro, después de la crema hidratante, porque en Guayaquil el índice UV es muy alto. También sugiere proteger el cuerpo con ropa gruesa de algodón.
No obstante, en la playa la protección debe reforzarse con sombreros de ala ancha, gafas, hidratación con agua, además de evitar la exposición entre las 10:00 y 15:00, pese a que hay días en que el sol comienza a producir eritemas (enrojecimiento) desde las 08:00 o 09:00.
Los médicos señalan que es preferible elegir un protector especial para el rostro y otro para el resto del cuerpo, ambos con protección de más de 50 contra los rayos UV-A y UV-B. Sin embargo, señalan que es mejor que el dermatólogo valore cada caso, según el tipo de piel. (I)