Desigualdad digital, ¿desigualdad social?
La pandemia aceleró un proceso de transformación en el que las nuevas tecnologías influyen sobre la manera en que nos comunicamos las personas. Es así: en los últimos años, los cambios en los hábitos de consumo han sido tan marcados, que los dispositivos móviles (el celular en específico) se han constituido en el centro de nuestra vida. Solo pensemos que lo que antes eran reuniones físicas se han convertido en experiencias multipantalla por Webex o Zoom. Pero no se trata de algo nuevo: estamos conectados a tal punto que las relaciones e interacciones sociales se construyen (desde hace tiempo) en Instagram, WhatsApp o TikTok.
Esta realidad, sin embargo, nos debe llevar a reflexionar sobre la incidencia que ejerce el ecosistema digital sobre comportamientos y acciones, más si consideramos la importancia que ha tenido la conectividad durante el confinamiento en casa.
Gracias a aplicaciones y plataformas realizamos nuestro trabajo, recibimos clases, nos entretenemos e informamos, compramos medicinas, cumplimos trámites, conversamos con familiares y amigos... Sí, son múltiples los beneficios de la digitalización pero es necesario ver un poquito más allá y analizar que, detrás de las nuevas tendencias, subyacen brechas sociales que se pueden profundizar.
¿Por qué? En el país, solo 45 de 100 hogares cuentan con acceso a internet; realidad que pone en evidencia los grandes desafíos en materia de desigualdad que debemos enfrentar como sociedad en conjunto. Por ejemplo, que una familia de escasos recursos no posea los dispositivos para que sus hijos adelanten sus estudios, conlleva una clara situación de desventaja (hermanos que comparten una laptop). Ahora, que estamos próximos a iniciar un nuevo año escolar, ¿los estudiantes cuentan con la tecnología suficiente? No lo creo. De ahí la obligación de adoptar medidas orientadas a revertir este escenario.
Al respecto, se tiene que considerar que una democratización de la tecnología no se queda en entregar tabletas y computadoras: la clave está en una orientación que permita un uso adecuado de las mismas. Internet es más que mensajería, redes sociales y entretenimiento.
El ecosistema web repercute en el desarrollo y bienestar de la comunidad. En consecuencia, las redes no son una solución temporal a la crisis sanitaria, sino que representan un eje transversal de crecimiento e inclusión. Recordemos que una de las causas de la inequidad económica, proviene de ineficiencias en la distribución tecnológica.