“Debemos enfocarnos en las denominaciones que tenemos”
Con la finalidad de compartir vivencias en procesos similares en varios países como Suiza, Italia y Honduras, el Instituto Ecuatoriano de Propiedad Intelectual (IEPI) junto con otras organizaciones relacionadas con el tema, realizaron un seminario llamado “Ecuador y sus productos de origen; implementando la propiedad intelectual como un mecanismo para el desarrollo”, con el objetivo de difundir y profundizar este tema, vinculado a las riquezas natural y cultural del país.
Ecuador cuenta con dos denominaciones de origen desde el 2009: el cacao fino de aroma “Arriba” y los sombreros de Montecristi, conocidos también como de paja toquilla.
La experiencia del Consejo Regulador del Pisco y del Tequila, denominaciones de origen de países como Perú y México, fueron parte de este seminario que se extendió por dos días y que incluyó charlas, 7 diferentes expositores y varias mesas de trabajo.
La directora de Obtenciones Vegetales del IEPI, Deyanira Camacho, sostiene que estas iniciativas deben ser protegidas ya que favorecen a diferentes áreas productivas del Ecuador. También asegura que es vital promover de forma eficiente las denominaciones actuales, para que se desarrollen exitosamente en el exterior.
¿De qué se trata exactamente la denominación de origen?
Esta es una herramienta de la propiedad intelectual que sirve para proteger a un producto agrícola o artesanal. Tampoco se trata de cualquier producto... Son aquellos que son especiales por sus cualidades, calidad y reputación.
Para poder ser declarados, deben contar con varios requisitos, como por ejemplo que estén vinculados a un territorio u origen geográfico a través de factores especiales, naturales y humanos.
Uno de los casos más conocidos es el del champagne. En el mundo hay varios vinos espumantes, pero solo un champagne, pues se refiere a una región de Francia llamada así. El sitio tiene algunas particularidades como su latitud, altitud, su suelo, plantas que hacen que sea único. Además, quienes hacen este vino utilizan un método especial llamado “champanoise” y su elaboración tiene un método ancestral. De esta forma se constituye una denominación de origen.
¿De dónde provienen las denominaciones nacionales?
Nuestras denominaciones son el sombrero de Montecristi, que realizan en Manabí cerca de 300 artesanos en dos cantones de esta provincia. Cacao Arriba protege al cacao fino de aroma nacional específicamente, y no a otras variedades que también tenemos. Su nombre proviene de la época del Gran Cacao y de su producción en la zona "de río arriba". Además, existe un pequeño pueblo en la provincia del Guayas llamado Arriba. Aunque no es originario del Guayas, esta provincia empezó a explotar el producto. Su suelo y su diversidad hacen que el cacao tenga particularidades que lo hacen único.
¿Cuál es el impacto de la implementación de estas denominaciones y dónde se evidencian los beneficios?
Este es un tema que ha permanecido distante, pero en realidad no lo es. Le da valores agregados a los productos y tiene un impacto en varios escenarios. En primer lugar en el Estado, que es el dueño de la marca. Existen más ingresos y se gana en identidad nacional. Para nosotros debe de ser un orgullo, como lo es para los suizos su queso gruyere y para los italianos su queso parmesano, entre tantos otros productos con denominación de origen. Finalmente, el impacto se siente en la cadena productiva.
¿Cuál es la situación con los sombreros de Montecristi que en el exterior se conocen como “Panama hat”?
El consumidor tiene que educarse y saber qué está comprando. Uno ve esos sombreros y como la gente los llama, pero son hechos en nuestro país. En esto también es trascendental el tema de las denominaciones de origen, para no permitir que la manufacturación de los sombreros desaparezca. Por ejemplo, uno se vende en $200 y en el exterior en $1.000. ¿Dónde se está quedando el dinero? Por eso, muchos de ellos ya no quieren dedicarse a hacer sombreros, sino a actividades que les resultan más rentables.
¿Cuáles son las instituciones vinculadas con el tema? ¿Cómo ha sido el proceso?
El Instituto Nacional Autónomo de Investigaciones Agropecuarias (INIAP), Agrocalidad y el Ministerio de Agricultura (MAGAP) son fundamentales para el tema del cacao. Para el tema de los sombreros trabajamos con el Instituto de Patrimonio (INPC) y el MIPRO. Proecuador y IEPI han intervenido en ambos escenarios.
¿Qué avances se han dado en el impulso de ambos productos?
En el tema del sombrero hemos avanzado más porque son pocos artesanos y es más fácil organizarlos. Esperamos tener una pequeña oficina en Manabí, una asociación piloto que sea la primera usuaria de la denominación de origen. Con ellos, mejoraremos la cadena productiva, buscaremos compradores internacionales, y les daremos manejo al producto desde el marketing y la contabilidad.
¿Qué aspiran a obtener de eventos como el realizado recientemente?
En primer lugar, queremos un cruce de ideas de los expertos internacionales y el sector productivo para ver en qué situación estamos y cómo podemos ir avanzando en determinadas etapas. También, una de las mesas de trabajo estará dedicada al café de Galápagos. Hemos tenido reuniones previas donde hemos conocido que hay un grupo de productores que solicitarán la declaratoria de denominación de origen.
¿Están buscando tener otras denominaciones de origen en el país?
Este es un país agrobiodiverso y podríamos tener múltiples de ellas. La pregunta es ¿para qué quiero yo llenar una pared con un montón de papelitos que digan “declaratorioa de denominación de origen” si no le damos vida? Entonces, yo creo que debemos enfocarnos, porque además los recursos son escasos. No se trata de un tema fácil.
Mi intención es que se avance y se ponga una denominación exitosa, que pienso yo que será la del sombrero porque es la que está más avanzada. Así los demás artesanos empezarán a ver en esto un referente. Cuando la gente se da cuenta de que funciona, que mejora su calidad de vida, otras personas también se ven interesadas y podrían involucrarse en el tema.