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Los ganadores del II CONCURso de GALARDONES NACIONALES obtuvieron becas de hasta $ 70 mil

Cuatro jóvenes quieren cambiar el país con sus ideas

La totora fue la inspiración para Andrés Culcay, quien es licenciado en Diseño de Objetos. Él ganó en la categoría de saberes ancestrales. Foto: Pilar Vera.
La totora fue la inspiración para Andrés Culcay, quien es licenciado en Diseño de Objetos. Él ganó en la categoría de saberes ancestrales. Foto: Pilar Vera.
08 de septiembre de 2014 - 00:00 - Redacción Sociedad

En el lugar solo estaban los mejores proyectos. Pertenecían a los profesionales y estudiantes que cursan el último año de pregrado de más de 30 universidades de 12 provincias, como Chimborazo, Azuay, Loja, Pichincha, Guayas, entre otras.

Se trataba de la feria nacional del IIConcurso Galardones 2014 de la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt), realizado en la plataforma del Museo Antropológico y de Arte Contemporáneo (MAAC) de Guayaquil.

Catorce profesionales fueron premiados: 7 en investigación, 6 por su innovación y 1 por abordar los saberes ancestrales. El subsecretario de la Senescyt, Ernesto Nieto, dijo que el reconocimiento consiste en la exoneración de la prueba de aptitud (Exait) en el programa de becas ‘Convocatoria abierta’ para estudios de cuarto nivel en el extranjero. Estas becas ascienden desde $ 50.000 hasta $ 70.000.

En la ceremonia se premió en la categoría ambiental a Paúl Arellano por su investigación ‘Efectos de la Contaminación y Detección de Áreas Contaminadas mediante Imágenes Satelitales Hiperpectrales’, a propósito del derrame petrolero de Chevron en la Amazonía. El joven ecuatoriano, que cursa estudios de doctorado en Inglaterra, participó del acto vía Skype.

Conozca a los ganadores

En la premiación participaron autoridades como el titular de la Senescyt, René Ramírez, y la ministra del Ambiente, Lorena Tapia, quien invitó a los estudiantes a pensar en nuevas ideas para dar un giro al camino trazado en la sociedad.

Entre los 3 premiados se destaca Andrés Culcay, de 29 años, quien usó el recurso renovable conocido como la planta de totora para elaborar artículos modernos del hogar. El rescate de esta técnica ancestral llevó a Andrés a recibir el único reconocimiento en la categoría saberes ancestrales.

Su proyecto denominado ‘La totora como alternativa’ fue elegido entre 9 participantes. El licenciado en Diseño de Objetos, quien representó a la Universidad del Azuay, cuenta que descubrió la totora en uno de los talleres sobre las fibras naturales de su carrera de Diseño.

Explica que la totora es una planta acuática perenne que solo crece en los lugares húmedos o lagos que se encuentran a 5.000 metros de altura, como San Pablo y el Imacucha, de Imbabura.

Dice que una de las razones para elegir este proyecto como tesis fue “incorporar un recurso renovable a la cadena productiva para evitar el uso de la madera. Este material sería la opción, combinado con aglutinantes, para hacer tableros”.

Relata lo que sintió cuando escuchó que era el ganador: “sentí que todo mi esfuerzo, la investigación profunda y todos los viajes que hice por Perú o Bolivia, fueron determinantes para recibir este premio”. En sus viajes el joven aprendió que la totora también se puede cosechar. Se necesitan 6 meses para obtener el primer cultivo y es posible tener 2 cosechas al año.

Aún no sabe en qué universidad estudiará la maestría, pero sí el destino: Alemania. También tiene planeado regresar y continuar con su proyecto con la colaboración de artesanos.

Con aroma a cacao

Fueron las últimas en ser nombradas ganadoras en la categoría de investigación, gracias al proyecto Establecimiento de un banco germoplásmico de árboles élites de cacao nacional de fino aroma en Vinces. Son Olimpia Santillán y Elba Miño Gurumendi, estudiantes de la Facultad de Ciencias del Desarrollo, extensión Vinces de la Universidad Guayaquil, quienes hace un año desarrollan la investigación como parte de la tesis de grado.

Olimpia Santillán y Elba Miño apuntan a formar un banco germoplásmico para que los agricultores tengan semillas resistentes de cacao fino de aroma. Foto: Pilar Vera.

Ambas buscan convertirse en ingenieras agrónomas. “Cuando entregaron el reconocimiento en el área de agricultura pensamos que era uno por área. Pero cuando nombraron el proyecto no lo podíamos creer, ni podíamos levantarnos del asiento del asombro”, recuerda Olimpia.

El asombro de la estudiante, quien es madre soltera de un niño, se debía a que en la etapa inicial había 30 proyectos, de los cuales 6 pasaron a la final preaprobados. Cuenta que el proyecto es para recuperar la pureza de la variedad del cultivo, porque sin este factor la producción disminuye. El banco germoplásmico tiene la finalidad de que los agricultores tengan un material seleccionado de árboles menos susceptibles a plagas y enfermedades y que estos sean de aroma fino.

Ahora Olimpia y Elba con el reconocimiento otorgado por la Senescyt tienen un nuevo propósito: estudiar una maestría. La primera ha pensado en cursar Biotecnología agrícola.

“Ahora somos el orgullo de la Universidad de Guayaquil. A pesar de que la Facultad de Ciencias para el Desarrollo está sancionada y no puede recibir más estudiantes, estamos demostrando no solo a Vinces, sino a Ecuador que no somos una universidad de garaje. Contamos con más de 80 hectáreas para el estudio”, agrega Olimpia.

El arte Puruhá como fuente

Claudia Silva cree en el arte y ve al grafiti como un medio para que los jóvenes manifiesten sus sentimientos y problemas sociales de Riobamba.

Este interés la impulsó a trabajar en un plan de acciones para elevar la formación académica y sensibilidad artística en los ‘grafiteros’ de la ciudad. Esto lo realizó como parte de su tesis de grado en la Universidad de Riobamba, donde cursa la carrera de Cultura Estética.

El proyecto recibió la placa de Innovación por su interesante objetivo: insertar la cultura Puruhá en los grafitis, mediante talleres a las personas que se dedican a esta actividad y así transmitir las artes ancestrales.

Un diagnóstico preliminar, realizado para su tesis, demostró que un grupo de 24 jóvenes, entre hombres y mujeres con edades desde 20 años, se dedica al grafiti. También hay adolescentes de 14 años en adelante.

Claudia dice que hay que mejorar la creatividad y enseñar a los chicos el valor de nuestra cultura.

“No hay que limitarlos, sino que debemos mejorar la creatividad y enseñar a los chicos el valor de nuestra cultura”, dice Claudia.

“Aún no me la creo. Es una experiencia bonita y una oportunidad para salir adelante. Hay gente que quiere trabajar en el arte. El premio me sirve de mucho porque puedo continuar mi aprendizaje y es un incentivo para que los jóvenes se motiven a realizar mayores investigaciones”, agrega.

Claudia ya se plantea estudiar una maestría en Italia. Es la segunda hija y cuenta que sus padres están felices, pero también sienten temor de que salga del país. “Ellos me dicen que las oportunidades se presentan una vez en la vida y sé que esta es la mía”.

Estos 3 jóvenes son solo un ejemplo de los 12 premiados que con sus ideas buscan no solo crear sino transformar el aprendizaje y la sociedad.

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