Cuando recibir sangre es una falta a la “ley divina”, ¿qué hacer?
Seguir bajo cualquier riesgo la “ley divina” o aferrarse a la vida. La opción no siempre es fácil, menos cuando se profesa una creencia religiosa que advierte a quienes la siguen que el “introducir sangre en el cuerpo violenta la ley de Dios”.
La muerte de Soraya S. G., quien fue atropellada frente al Riocentro Norte junto a sus dos hijas -una de las cuales falleció de manera inmediata-, pone el tema en discusión. Soraya llegó con vida al hospital, pero ante la gravedad de sus heridas necesitaba una transfusión de sangre, que debido a su negativa no pudo realizarse. ¿El motivo? Formaba parte de la Congregación Cristiana de los Testigos de Jehová, que se opone a la transfusión de sangre aún si es para salvar vidas.
Ayer, los cuerpos de Soraya y de su hija de 2 años eran velados en una de las salas del Seguro Social ubicadas en las calles John F. Kennedy y Julián Coronel (junto al Snem), en Guayaquil. La otra niña permanece internada en el hospital Luis Vernaza con pronóstico reservado y a la espera de que, ante cualquier necesidad de plaquetas para mantenerla estable, los familiares decidan.
Ivanna Sarmiento, prima de la fallecida y quien desde un inicio ha sido la portavoz del caso, dijo ayer que no hablaría sobre ese tema en específico, mientras otras personas presentes en el velatorio se mantuvieron distantes, al tiempo de señalar que “no todos los familiares son Testigos (de Jehová)”.
El jurista Jhonny Navarrete considera que este tema es complicado, porque pone frente a frente “el impedimento de la conciencia, es decir, la creencia religiosa de una persona, ante lo que señala la ley del hombre y la obligatoriedad de los médicos de salvar vidas”.
El constitucionalista Ignacio Vidal Maspons coincide con eso y agrega que “el Estado tiene la obligación de proteger la vida por encima de los conceptos religiosos, pero también es cierto que las personas tienen la potestad de elegir”. El problema allí, asegura, es para los médicos, que se ven atados de manos ante una decisión personal.
Navarrete va más allá y afirma que el artículo 12 del Código Penal señala que “No impedir un acontecimiento, cuando se tiene la obligación jurídica de impedirlo, equivale a ocasionarlo”, ratificando que ante una emergencia, ahora el caso de la niña sobreviviente debe ser prioridad del Estado. “Lo menos que se puede hacer es ir a la Dinapen para que ellos tomen procedimiento y viabilicen que se salve a la niña”, asegura, pues también el Art. 10 del Código de la Niñez y Adolescencia recuerda la “obligatoriedad” del Estado con los niños y las familias.
Este Diario intentó contactarse con líderes de la congregación Testigos de Jehová, pero solo se limitaron a entregar un video documental titulado ‘Alternativas a las transfusiones’ y una revista en la que, en 31 páginas, hacen una reflexión del por qué los aspectos médicos, morales y científicos ratifican su creencia de no recibir sangre de otra persona. “Todo está explicado allí”, dijeron.
John Miranda, pastor de la iglesia Adventista del Séptimo Día, aseguró que este es un tema de respeto de conciencia religiosa, pero considera que en este caso se está aplicando mal el concepto señalado en las escrituras. “Si uno está enfermo tiene que tomar pastillas, si necesita sangre tiene que hacerse una transfusión”, sentenció.
“NO COMERÉIS LA SANGRE DE NINGUNA CARNE”
Conocida simplemente como Testigos de Jehová, esta es una confesión religiosa fundada por Charles Taze Russell en 1878. Son mayormente conocidos por su obra de predicación mundial, la cual realizan de casa en casa.
La web www.jw.org/es que dice ser la página oficial de los Testigos de Jehová señala que en su accionar “queremos honrar a Jehová, el autor de la Biblia y Creador del universo” y que se esfuerzan por imitar a Jesucristo “y consideramos un gran privilegio llamarnos cristianos”.
Sobre su negativa a las transfusiones de sangre, esta se sustenta, según ellos, en lo que señala la Biblia en Génesis 9:3-4: ”Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis”.
Igual se lee en Levítico 17:14 “Porque la vida de toda carne es su sangre; por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado”.
El tercer sustento está en Hechos 15:28-29: “que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis”.