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Costumbres andinas se mantienen en un rincón de Guayaquil

Elena Chacaguasay, oriunda de Colta, saca adelante a su familia con un pequeño bazar donde vende útiles escolares.
Elena Chacaguasay, oriunda de Colta, saca adelante a su familia con un pequeño bazar donde vende útiles escolares.
Foto: José Morán / EL TELÉGRAFO
16 de junio de 2018 - 00:00 - Redacción Ecuador Regional

A finales de 1990, miles de familias emigraron dentro y fuera del país cuando la crisis bancaria afectó sus economías y sus oportunidades laborales.

En Guayaquil, los asentamientos populares brotaron en el sector norte de la vía Perimetral debido a esta movilización de personas. Hacia ambos lados de la avenida se establecían casas levantadas en caña y madera en sitios sin servicios básicos.

Hacia el norte del sector La Florida, un grupo de familias provenientes de la provincia de Chimborazo estableció su lugar lejos de las llanuras de clima templado.

“Llegaron desde Colta, la mayoría, otros pocos provinieron de recintos de Riobamba y otros cantones”, asegura Manuel Tenesaca, de 60 años, uno de los primeros habitantes del lugar.

Bautizaron al sector como “Sultana de los Andes”, en honor a la capital de la tierra que los vio nacer. “Fue difícil salir de allá, tener que vender parcelas para encontrar una mejor oportunidad acá”, comenta Tenesaca.

Y siguen llegando los Guacho, Chacaguasay, Pilamunga, Guamán, Curichumbe y tantos otros apellidos que perciben a Guayaquil como un lugar donde prosperar y salir adelante.

“Son gente unida. Al inicio no se conocían, pero el origen común los volvió una gran familia”, afirma Miguel Guacho, oriundo del recinto Troje, en el cantón Colta.

Tan fuerte es el vínculo que se protegen unos a otros. “Aquí no entra un ladrón sin que se gane unos cuantos ortigazos para que se corrija o se vaya lejos”, enfatiza Guacho. Los hechos delictivos son esporádicos y el ciudadano coltense destaca que el barrio es tranquilo.

Con el paso del tiempo, la calidad de vida fue mejorando. Hace pocos años, las peatonales arcillosas fueron reemplazadas por las calles pavimentadas.

Incluso, la comunidad impulsó la creación de un plantel donde la enseñanza se da también en kichwa.

Elena Chakaguasay llegó proveniente de Colta hace un par de años. En su tierra dejó parcelas donde cultivaba maíz, melloco y yuca.

Actualmente administra un pequeño bazar donde también vende empanadas y salchipapas. No es un negocio rentable en un lugar poco transitado, admite, pero aún así no tiene pensado salir de Guayaquil.

Pese a las circunstancias, ella y su familia se sienten estables en la urbe porteña.

“Ya estamos enseñados a tener todo cerca, desde escuela y dispensarios”, dice Chacaguasay. Los hijos de la “Sultana de los Andes” se sienten a gusto bajo la calidez del territorio costeño. (I)  

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