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El control del plástico avanza de forma lenta

Los recipientes plásticos están presentes en diversas actividades de los ecuatorianos. En los negocios de comidas rápidas se suele vender alimentos en tarrinas plásticas o de poliestireno expandido. El empleo de botellas también es recurrente.
Los recipientes plásticos están presentes en diversas actividades de los ecuatorianos. En los negocios de comidas rápidas se suele vender alimentos en tarrinas plásticas o de poliestireno expandido. El empleo de botellas también es recurrente.
Fotos: Miguel Jiménez / EL TELÉGRAFO
24 de julio de 2019 - 00:00 - Redacción Sociedad

Guayaquil y Galápagos son los únicos lugares del país que cuentan formalmente con ordenanzas municipales para eliminar, de manera progresiva, el consumo de plásticos de un solo uso.

El material, según cifras oficiales, representa el 11% del total de residuos inorgánicos generados al año (4,5 millones de toneladas) y se calcula que, en el mismo lapso, cada ecuatoriano consume en promedio 20 kg del elemento.

Justamente, en mayo de este año el Ministerio del Ambiente (MAE) acordó con las entidades municipales la elaboración de una guía modelo que está elaborándose.

Este piloto ya fue compartido y se trabaja con las mancomunidades de Salinas, La Libertad y Santa Elena.

En esta guía se establecen plazos para la eliminación paulatina de elementos plásticos y una vez definido el piloto se lo socializará.

Actualmente -adelantó Karina Barrera, asesora ministerial del MAE- en las mesas de diálogo se está definiendo el modelo de ciudades sostenibles propuestas desde la ciudadanía y con el apoyo de todos los actores del manejo adecuado de residuos.

En ese sentido, los sectores turísticos  podrán eliminar, de forma voluntaria, el uso de recipientes y fundas plásticas.

Además esta Cartera de Estado asesora a varios gobiernos autónomos para la implementación de la ordenanza, que busca asegurar una economía circular.

Eso significa que los materiales que se emplean se utilizarán en la fabricación de otros productos.

 Uno de los municipios que busca orientación en el tema es el de Quito, que en mayo pasado se declaró como una entidad libre de plásticos; pero la regulación para el consumo de la ciudadanía no se establece por el momento.

Hoy la urbe posee contenedores diferenciados para residuos especiales: medicinas, lacas y electrodomésticos pequeños como planchas.

Las opciones
Jhoana Rosales, ingeniera ambiental, expresó que el reciclaje ya no es una opción por la cantidad de toneladas que se generan.

“Lo que debemos hacer es dejar de consumir fundas de plástico y empaques de este material. Es necesario cambiar nuestros hábitos a nivel personal y emplear el vidrio u otro tipo de material”.

Con ese criterio coincidió el Fondo Mundial para la naturaleza (WWF). La entidad indicó que la reutilización de residuos plásticos es una alternativa poco rentable, debido a la baja capacidad para este mecanismo y a los altos costos de la recolección y clasificación. 

De acuerdo con la WWF, por el mal manejo de los desechos, una tercera parte de los desperdicios de plásticos -100 millones de toneladas al año- ingresan a la naturaleza como contaminación terrestre, marina y de agua.

A nivel privado existen pequeñas iniciativas como la empresa productora de envases tetrapak que elabora sorbetes de papel para sus presentaciones individuales en lugar de aquellos de plástico.

El gestor ambiental Renato Salguero precisó que el 10% de la basura de Quito es plástico. La capital genera 2.200 t diarias de desechos.

“Esto limita la generación de oxígeno para los seres vivos y afecta al mar, donde se estima que para 2030 habrá más basura que peces”.

Innovaciones en la región
El Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente destaca algunas iniciativas juveniles para mitigar los efectos de la contaminación por plásticos.

Una de ellas es la del mexicano Scott Munguía, quien produce cubiertos y sorbetes bioplásticos a partir de polímeros de las semillas. El 60% posee compuestos orgánicos sintéticos que se desintegran en 240 días.

Otra innovación es la del ecuatoriano Inty Grønneberg, quien ideó turbinas capaces de filtrar y retener el plástico en los ríos antes de que lleguen al océano.

Las turbinas pueden recolectar hasta 80 toneladas de plástico diariamente y se pueden instalar en las embarcaciones fluviales para que recojan los residuos, mientras realizan sus traslados usuales.

El ecuatoriano requiere al momento de $ 2 millones para poner en marcha la idea en el país (I)

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