Recibir un diagnóstico de autismo para un hijo ahora es más fácil que hace un par de décadas. En la actualidad existe más conciencia sobre el autismo y hay muchos más tratamientos, terapias y estrategias a considerar, dependiendo de las necesidades del niño.

Sin embargo, lo que no ha cambiado es la sensación que se tiene de que el mundo se ha puesto al revés y que ahora se es miembro de un club del que nunca se quiso ser parte.

Algunos consejos para dar inicio a la búsqueda de información:

Asegúrate de buscar artículos de fuentes confiables. Solo porque algo se publica en un sitio web o en una revista no significa que sea exacto.

Mantente alejado de los portales que no afirman claramente de dónde viene la información que se indica y su conexión con cualquier producto o tratamiento que están tratando de vender.

Da un paso a la vez y busca solo la información que estás listo para asimilar. En esta etapa inicial, si tratas de pensar a muy largo plazo, puedes sentirte agobiado.

Aprende la terminología. Si alguien utiliza una palabra que no entiendes, busca su significado o pide que te lo expliquen. Haz preguntas si no entiendes algo. Antes de ir a una reunión o cita médica, apunta todas tus preguntas.

Aléjate de tratamientos que prometan funcionar por igual para cualquier niño con autismo, ya que esto no existe. Lo que funciona para un niño no necesariamente funcionará con otro, pues cada uno es diferente.

No te sientas intimidado por lo que puedan decirte otras personas. Existen expertos en estos campos, pero tú eres el experto en tu hijo.

El autismo es algo muy complejo, e incluso los profesionales de la educación y la medicina no lo saben todo. Entre todos pueden llegar a ser un gran equipo. (O)