Con el esperma a la carta se puede concebir un hijo
Una muestra de semen puede cambiar la vida de una pareja común, de una mujer e incluso de una relación lésbica. A nivel nacional, son cada vez más las personas que acuden a los bancos de semen con el objetivo de que la ciencia haga su trabajo y les permita concebir. Cabe mencionar, sin embargo, que en el Ecuador no existe una legislación que regule esta actividad, y tampoco hay reporte de cuántas muestras se obtienen y se proporcionan.
El tema de la infertilidad, la decisión de tener hijos sin casarse u optar por una tendencia sexual que impide procrear hijos ya no es un mito en el Ecuador, al punto de que hoy dichas decisiones pueden llegar a proporcionar la alternativa de escoger, un poco ‘a la carta’, las características del hijo que se quiere.
Según Santiago Lazo, experto en temas de fertilidad y manejo de bancos de semen, se cotizan cinco genotipos (características físicas) que se proporcionan por requerimiento de los pacientes.
Como en un menú, las opciones son: mestizo (tez trigüeña, ojos negros o cafés, cabello negro lacio o poco crespo, estatura mediana-alta), blanco (tez clara, ojos que van desde el marrón, pasando por el azul y verde y estatura alta), caucásico (estatura mediana, ojos marrón, cabello negro y contextura gruesa), negros (con tendencia mulata) y asiáticos.
Lazo explica mientras abre uno de los contenedores de muestras, de un tanque similar a un cilindro de gas del que emana una neblina helada. En su mayoría son las mujeres quienes eligen el genotipo de acuerdo con el parecido físico de su pareja.
En el caso de los matrimonios se realizan varios estudios al padre; en las solteras la decisión es casi siempre personal, sin la intervención de un tercero; y, en los últimos cinco años, se han incrementado las peticiones de las parejas lésbicas, que buscan características, obviamente, de las dos personas. Lazo, sin embargo, admite que él por un principio ético no hace los tratamientos o proporciona sus muestras a estas parejas.
En Ecuador, agrega, no existe un registro exhaustivo de la venta de las muestras de semen, cuántos bancos e incluso quiénes son las personas que, a ciencia cierta, requieren del servicio, al punto de que se desconoce cuántos embarazos fueron efectivos o a quién fue o irá el “producto”.
Sin embargo, un patrón común en los reportes de ventas establece que los meses con mayor demanda son: febrero (mes del amor y la amistad), mayo (de la madre) y mayo-junio, a espera de que el bebé nazca en diciembre o inicios de enero.
La donación
Todo comienza con la captación de jóvenes que cumplen ciertas características, en su mayoría son estudiantes universitarios.
Uno de los médicos encargados de receptar las muestras asegura que llegan a través de una cadena. Por ejemplo: una de sus hijas, alumna de bioquímica, sugirió a sus amigos de la facultad si querían ser donantes; algunos aceptaron y de a poco se corrió la voz.
En el laboratorio de donación, ubicado en la zona bancaria del norte de Quito, sólo el médico y el laboratorista conocen los detalles personales, psicológicos y de salud del donante.
Para la obtención de la muestra, se preparan cuartos con sillas, camas y televisores en los cuales se proyectan películas pornográficas, se entregan revistas, juguetes sexuales (muñecas) o simplemente se los hace pasar a un baño, donde se encuentran frascos de muestras de orina. Tras una masturbación, está listo el producto.
Los donantes pueden acudir de dos a tres veces al año, y reciben en promedio entre 50 y 150 dólares en retribución por cada donación. Otros lo hacen gratis, como si se tratara de una donación de sangre.
Tras realizar varios exámenes en función de establecer la idoneidad del “contribuyente”, las muestras se conservan congeladas con nitrógeno líquido a una temperatura de -196º C, preservando los espermatozoides por un tiempo indefinido.
Para Newton Rubio, experto en reproducción humana, las alternativas médicas para concebir niños en Ecuador se popularizan, al punto de que cada mes entre 150 y 200 parejas visitan las clínicas en búsqueda de un tratamiento de fertilidad.
Ahora, los bancos no solo preservan las muestras de sus donantes, también de pacientes que serán sometidos a quimioterapias, cirugías testiculares, ausencia del país o se realizarán una vasectomía.
En uno de los “criobancos” de Quito los laboratoristas añaden que la conservación de las “pajillas de gérmenes masculinos” y la posterior venta tienen en su mayoría el fin de beneficiar a parejas y se considera un error médico que, tras la utilización del esperma, las mujeres lleguen a concebir más de dos hijos en una sola inseminación.
Sin contar con una ley, como parte de los códigos de ética de los bancos, está prohibido proporcionar información y que se conozca a los donantes.
Según reportes a los que tuvimos acceso, las primeras propuestas para que los jóvenes donaran su esperma se realizaron en la Universidad Central del Ecuador, en 1984, y las primeras inseminaciones se hicieron con semen colombiano.