Con ayuda de muñecos de felpa se cedula a los niños
Los empleados del Registro Civil (RC) se olvidaron por un momento de la formalidad que denotan sus uniformes y prácticas cotidianas.
Cambiaron su habitual uniforme y se colocaron una nariz roja, con el objetivo de tener una “pinta” más divertida. ¿La razón? “Queremos llamar la atención de los niños, para que se se dejen registrar”, explicó Max Encalada, operador de un módulo de la entidad.
Max es parte del equipo que se encargó de atender a 56 niños huérfanos, maltratados en sus hogares o, incluso, abandonados por sus padres. Un grupo de menores que pertenece a familias disfuncionales.
Una de las primeras en recibir su credencial fue Carla (4 años).
Mantenerla quieta no resultó difícil. Todo fue cuestión de darle un caramelo. La pequeña vivía con su mamá al sur de Quito, pero se quedaba sola durante todo el día.
El personal del Instituto Nacional de la Familia (INFA) asistió a la menor. Cuando se le preguntó su edad, se quedó callada. Alzó la mano y mostró sus cuatro deditos.
No recordaba el apellido de su mamá. Tampoco sabía los nombres de su padre.
Encalada constató los datos de su madre, como referencia, para imprimirlos en la cédula.
El proceso se llevó a cabo el pasado jueves en el subsuelo del RC de la avenida Amazonas y Naciones Unidas (norte de Quito). El registro también se llevó a cabo en las agencias de San Blas, en donde fueron atendidos otros 131 niños.
Los niños de los centros Manuela Cañizares y de la Casa Hogar María Campi de Yobles se ubicaron en los asientos para esperar su turno. Fue difícil mantenerlos quietos, pero el personal se esmeró para distraerlos.
Entre canciones y dinámicas, los pequeños llegaron a cada módulo.
El proceso no duró más de 10 minutos. Cada niño se sentó en una silla y, al momento de tomarse la fotografía, los funcionarios colocaron peluches sobre la cámara, para captar la atención de los pequeños.
“No se mueva, mijita, para que salga guapa”, le dijo Gabriela Gallardo, técnica de Participación en el INFA, a una de las niñas.
Esta identificación no es aislada. Forma parte del Programa Nacional de Registro y Cedulación “Al Ecuador ponle tu nombre”, iniciativa que se lleva a cabo con el Ministerio de Inclusión Económica y Social.
Edwin Loaiza, subdirector del RC, explicó que gracias a este programa se logró incorporar a la base de datos del sistema a 40.688 niños de 16 provincias del país.
Para el registro de los menores de edad se han tomado otras iniciativas. Por ejemplo, se han creado 38 oficinas en maternidades y casas de salud para que los recién nacidos sean registrados después de que las madres dan a luz.
Gladys Saltos, trabajadora social del centro Manuela Cañizares, manifestó que uno de los principales riesgos de estos niños es caer en las manos de traficantes de menores. “A eso se suma que no hay acceso a la educación ni a los derechos de ciudadanía”, dijo.
Karina S. (6 años) fue la tercera en recibir su identificación.
Ella fue abandonada por su madre cuando tenía 6 años. No hay registros del padre ni de otro familiar. Esta situación, para Berenice Cordero, encargada del Área de Protección por parte del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) es recurrente. De acuerdo a los registros del Bono de Desarrollo Humano, en el país existen 140.000 menores de 5 años que no cuentan con partida de nacimiento.
El personal del INFA también viaja a las zonas delimitadas bajo los quintiles uno y dos de pobreza. Allí suelen encontrar niños sin partida de nacimiento a los cuales llevan hasta el Registro Civil, en donde, entre muñequitos y cámaras, adquieren su primera cédula.