Comunidad dividida en cuanto a enseñanza mixta en los planteles
Entre los estudiantes, tanto de colegios mixtos como diferenciales (fiscales y particulares), existen diversos criterios en cuanto a la enseñanza que reciben y, en el caso de planteles emblemáticos de Guayaquil, a lo que se implementará en el próximo año.
Los jóvenes de colegios mixtos consultados por este Diario, de forma unánime afirmaron que la convivencia favorece la sociabilidad entre los géneros.
“Es lo máximo desde todo punto de vista”, afirma Joyce Ronquillo, del 9º año del colegio Adolfo H. Simmonds. “Creo que la cercanía con varones nos ayuda a conocer cómo reaccionar ante ellos para que no nos tomen por sorpresa”.
“Yo lo veo como un desafío sano superar a una compañera”, asegura David González, del colegio Provincia de Chimborazo. “Se nota que son más organizadas y resultan un ejemplo a imitar”.
Mientras tanto, en colegios diferenciales como el Vicente Rocafuerte y el Guayaquil, varios jóvenes cuestionan la disposición de las autoridades educativas. “Perdemos nuestro espacio e intimidad, además de que se podrían disparar los casos de compañeras embarazadas”, argumenta Isabel Ordóñez, del 10º año del Guayaquil.
“Creo que aún es peligroso exponer a mujeres ante tantos hombres, de por sí los varones debemos cuidarnos de ciertos estudiantes involucrados con violencia, con pandillas”, comenta Daniel Jiménez, de primero de Bachillerato del Vicente Rocafuerte.
En el ámbito mundial, según los estudios de varios catedráticos, la coeducación es un sistema tan cuestionado como viable en países considerados en desarrollo.
María Calvo Charro, profesora titular de la Universidad Carlos III de España, manifiesta que aún las más modernas tendencias de izquierda y los movimientos feministas más avanzados “reconocen el fracaso de la educación mixta como solución a la discriminación entre hombres y mujeres”.
Mientras que Antonio Viñao, de la Universidad de Murcia, afirma que la coeducación es, en efecto, “una cuestión de género y, por ello, social.
Su rechazo implica discriminación y segregación; es decir, desigualdad de trato, de derechos y de oportunidades entre las niñas y niños, los chicos y las chicas, de una misma sociedad.
Cuando la coeducación no se acepta en las aulas es porque tampoco se acepta la no discriminación y la igualdad entre los sexos fuera de ellas”.