A través del uso comercial que los habitantes de Agua Blanca le dan al palo santo se preservan sus costumbres de la ruralidad manabita.

La investigadora de esa provincia, Estefanía Basurto, asegura que   en torno al palo santo la comunidad de Agua Blanca, del cantón Puerto López,  mantiene vigentes las formas de vida de sus antepasados, que fueron de la cultura Manteña. En el sitio se halló, años atrás, un asentamiento grande de este grupo étnico.

Agua Blanca forma parte del Parque Nacional Machalilla (PNM), lo que la convierte en una zona protegida. En la comuna viven aproximadamente 75 familias.

Pero este sector posee un alto valor arqueológico. Ahí se realizan actividades de guianza en torno a las evidencias de las culturas Machalilla, Chorrera, Valdivia, Bahía, Guangala y Manteña.

El palo santo es originario de esta zona, aunque también se lo puede ver cómo crece naturalmente en todos los bosques secos de Sudamérica.

Basurto asegura que el palo santo es utilizado en esta comuna para todo tipo de rituales, entre ellos los baños grupales conocidos como Temascal.

Quienes lo practican construyen una especie de bóveda, en cuyo interior se ubican piedras que son sacadas del fuego, donde posteriormente se riegan aguas con palo santo, lo que provoca un vapor, que los lugareños aseguran que tiene propiedades curativas.

Este tipo de actividades ancestrales despiertan el interés de los turistas quienes buscan participar en los rituales.

A juicio de Basurto, este es el turismo de costumbres y ancestralidad que es muy reconocido. Sin duda mantener vivas esas tradiciones juega a favor de los comuneros. No necesitan salir de su lugar de origen para generar recursos.

En el estudio de Basurto se menciona cómo la extracción de palo santo en Puerto López se realiza de forma controlada. No se talan los árboles, se espera el ciclo natural, cuando la especie llega a su etapa adulta. (I)