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Comida orgánica, una opción contra las intolerancias
Se trata de productos alimenticios de diferentes sabores y colores libres de preservantes, aditivos y químicos como: pie de limón, cake de banano, brownies, yogurt de cabra, agua de coco o torta de manzana.
Toda esta variedad se observa en la entrada del local en la avenida Primera de la ciudadela Entre Ríos. El sitio representa desde su decoración hasta sus productos, la esencia de lo natural. Es Organic Planet, una tienda de alimentos orgánicos.
Sandra Cueva, lojana de 53 años es técnica pastelera de profesión y la propietaria del local. Cuenta que Organic Planet fue una de sus metas cumplidas que se dio sin haberlo imaginado, luego de hacer un gran cambio en su vida y en la de su familia. A ella le gusta innovar y apostar siempre por sus ideas y objetivos.
Su vínculo con la cocina nació desde que era pequeña, cuando buscaba recetas y las modificaba a su gusto a pesar de que nadie le enseñó a preparar nada. Sin embargo, su pasión por la gastronomía era innata y afirma que los platos que hacía le salían bien. Eso la motivó a tomar talleres y cursos de cocina.
Durante su infancia ayudaba siempre a su mamá en una avícola que tenía; ahí realizó tareas como alimentar a los pollos, recoger los huevos y atender a los clientes, todo eso la conectó siempre con la cocina. A los 12 años la familia se mudó a Machala y allí emprendieron un negocio de textiles. Después decidió separarse de sus padres y estudiar Medicina en la Universidad de Guayaquil porque era la carrera de sus sueños. Aunque Medicina la apasionaba, no pudo resistir la soledad y luego de tres años dejó su carrera a medias para volver a casa.
Hace 31 años se casó con Vicente Paladines con quien tiene 3 hijos. Cuando su hijo Vicente empezó a mostrar un desarrollo físico y cognitivo un poco lento, los médicos determinaron que se debía a una falta de oxigenación en su cerebro al momento de nacer. Parte del tratamiento involucraba la alimentación, que excluía los dulces y luego también el gluten, al que resultó alérgico. Esto llevó a Sandra a investigar e involucrarse con la comida para personas con intolerancias.
Así complementó sus conocimientos adquiridos en la Escuela de los Chefs, donde aprendió también pastelería y, valiéndose de productos como leche de almendras, quesos veganos, aceites vegetales y demás, comenzó a hacer tortas que su hijo y ella pudieran consumir, ya que tiempo después ella misma y una de sus hijas desarrollaron intolerancia al trigo y a los lácteos. (I)