San José de Minas se encuentra en un hermoso valle de la provincia de Pichincha, en las estribaciones montañosas del nudo Mojanda-Cajas, dos cerros que dividen las hoyas del río Chota y del río Guayllabamba, 2.440 metros sobre el nivel del mar.

El nombre de esta parroquia se debe a la presencia de canteras de piedra, cal, azogue y arena que se explotaban en el lugar y que en la actualidad casi han desaparecido.

Hace algunos años el territorio de San José de Minas, de 304 kilómetros de extensión, fue un centro de producción agrícola, especialmente de caña de azúcar y aguardiente.

San José de Minas cuenta con una población de 14.000 habitantes. Existen plantaciones florícolas (Piganflor, Clarivel, Florisol, Green Paradese), entre otras, que han generado plazas de trabajo. Sus fiestas patronales corresponden a San José Obrero, el 19 de marzo, y las de fundación el 14 de septiembre, que coinciden con la veneración a la Virgen de la Caridad.

El colegio parroquial
El Colegio San José de Minas fue fundado el 11 de octubre de 1972. En 2018 cuenta con 598 estudiantes, en jornadas matutina y vespertina.

Al plantel llegan presurosos, cada mañana, estudiantes y profesores. En la entidad resalta el altar patrio, en donde destaca el nombre del primer rector, don Juan Francisco Tamayo, quien fundó la institución con 80 estudiantes. Con el sonido tradicional de las campanas se inicia la primera hora de clase.

En ese fragor llega la hora de Historia, muchos creerían que es aburrida, pero se equivocan. Gracias al socioconstructivismo, modelo educativo implantado en el plantel, es todo lo contrario.

Se anuncia el recreo y la sensación de felicidad se expresa en los rostros de los estudiantes, que se dirigen hacia el bar.  En el patio es fácil encontrarse con Jaime Patricio Mediavilla, el rector.

Luego siguen las clases que guardan una particularidad: quienes las imparten antes fueron alumnos del mismo plantel. La jornada termina en el colegio.

En este espacio –nuestro segundo hogar- “adquirimos conocimientos y sabiduría para acercarnos a la meta: ser buenos profesionales, y sobre todo, buenos mineños”.

El Ministerio de Educación y el plantel trabajan en forma conjunta para ofrecer una educación inclusiva y de calidad. Así se concreta el lema institucional: “Educamos la mente y el corazón”. (I)