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El científico labora en la universidad de lausana

Científico revela aporte de hormigas al mundo

Keller, nacido en 1961, es reconocido como un pionero en el estudio de las hormigas. Afirma que los humanos son muy parecidos a estos insectos. Cortesía
Keller, nacido en 1961, es reconocido como un pionero en el estudio de las hormigas. Afirma que los humanos son muy parecidos a estos insectos. Cortesía
30 de noviembre de 2015 - 00:00 - Cristina Zueger Albuja. Especial para El Telégrafo, desde Zúrich

“En términos de organización social, el ser humano está rehaciendo el mismo camino de la hormiga. Es difícil imaginar que algunas de las grandes invenciones de la humanidad fueron logradas por un organismo de unos pocos milímetros. Y de eso hace 70 millones de años”, cuenta Laurent Keller, director del Instituto de Ecología y Evolución de la Universidad de Lausana.

Hace 30 años que decidió cambiar a los primates por las hormigas. “Estos son difíciles de investigar en estado salvaje”. Las hormigas, en cambio, no tienen esa dificultad y se dio cuenta de que eran un excelente modelo para estudiar los organismos sociales en el mundo animal”. Una colonia puede tener millones de individuos y esto hace que sean la especie ideal para estudiar comportamientos y relaciones sociales a una escala similar a la del ser humano, “en cuyas ciudades pueden vivir también millones de personas por lo que tienen un esquema organizativo complejo y sofisticado como los humanos”, explicó el investigador.

Las observa y sigue una por una, desde el campo hasta el laboratorio. Un camino que lo ha llevado a ser reconocido con el prestigioso premio Marcel Benoist, conocido como el ‘Nobel suizo’. Sostiene que entre la hormiga y el ser humano hay muchas similitudes. “Más de las que uno se puede pensar. De la agricultura a la división del trabajo, estos pequeños insectos son precursores de nuestra sociedad”.

“Un planeta sin hormigas es difícil de imaginar. Su peso total representa el 10% de la biomasa animal terrestre. El único con una biomasa similar es el hombre”. En el plano ecológico, “las cerca de 12.000 especies identificadas son importantísimas. Mejoran la calidad del suelo, facilitan la dispersión de las semillas y eliminan parásitos y organismos muertos”, detalló Keller.

Y siguen las sorprendentes analogías entre la especie humana y las hormigas: “Estas han logrado modificar su entorno mediante la construcción de nidos complejos en el suelo o en los árboles. Con la división del trabajo han podido aumentar la productividad del grupo. Han desarrollado mecanismos para reducir los conflictos y limitar la propagación de parásitos al interior de sus colonias”.

Existen hormigas-policía, responsables de alejar o eliminar a los operarios que se comportan de una manera nociva para la sociedad. Todos son rasgos que se encuentran en la sociedad humana, remarcó el especialista.

“Al igual que las hormigas, hemos modificado nuestro medio ambiente con la construcción de ciudades que nos protegen de la naturaleza y de los depredadores. Nos hemos especializado en determinadas tareas, lo que ha permitido incrementar nuestra productividad”.

Las claves de su éxito radican en que trabajan en equipo. “Para alimentar a las colonias, que pueden tener hasta 5 millones de individuos, han inventado la agricultura y la ganadería”, afirmó Keller.

Algunas especies cultivan hongos y controlan su crecimiento con las enzimas. Otras crían áfidos (pulgones de las plantas), se alimentan de su melado, una sustancia azucarada rica en aminoácidos, y, si es necesario, se los comen. “Exactamente como hace el hombre con la vaca: bebe su leche y come su carne”, enfatizó el experto.

Según Keller, el secreto de la eterna juventud podrían tenerlo las hormigas. En algunas especies las reinas pueden vivir hasta 30 años. “Es cien veces más que el promedio de los insectos. Equivaldría a que un primate viviera 4.000 años. En otras especies de hormigas las reinas suelen vivir entre 10 y 15 años”. Al vivir protegidas por las obreras, las reinas han podido desarrollar mecanismos de reparación del ADN que retrasan el envejecimiento. “Es un buen modelo para estudiar el envejecimiento en los seres humanos”. Actualmente trabaja en lo que él ha denominado el “Facebook de las hormigas”.

A través de unos diminutos códigos de barras que ha colocado en el dorso de cientos de hormigas un escáner registra información de quién interactúa con quién, en qué momento y en qué lugar, así pretende saber cómo se divide el trabajo dentro de la colonia.

“Cómo se evoluciona y quién decide que los trabajadores más jóvenes se ocupen de los huevos puestos por la reina, los más viejos, de la limpieza del nido y la recolección de alimentos”.

Además, las hormigas son decisivas para el medio ambiente. Hay que tener en cuenta que los insectos y muchos reptiles se alimentan de ellas.

“Si no estuvieran, morirían y se desencadenaría un caos medioambiental. También ayudan a polinizar, a defender a ciertas especies de plantas contra animales, a dispersar semillas de plantas para que se extiendan por el territorio... Sin las hormigas la naturaleza se detendría y se vendría abajo”.

Este científico, que cuando no está con las hormigas hace deporte y va al cine, insiste en que las hormigas son un modelo ideal para estudiar la evolución de la vida en sociedad.

“Si queremos evitar un retorno al oscurantismo -dijo hace unos años- es esencial conocer la evolución en detalle. La de las hormigas y la de los seres humanos”. Por eso aconseja que ante una plaga de hormigas en la cocina, lo que se debe hacer inmediatamente es tomar papel y lápiz y empezar a dibujar. (I)

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