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Ecuador, 02 de Febrero de 2025
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El Telégrafo
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A los 3 meses de nacido le dijeron que no caminaría, pero no fue así

Christian superó, contra todo pronóstico, su parálisis cerebral

Christian Pinos hizo rehabilitación desde los 4 años luego de que le detectaran parálisis cerebral. Foto: William Orellana / El Telégrafo
Christian Pinos hizo rehabilitación desde los 4 años luego de que le detectaran parálisis cerebral. Foto: William Orellana / El Telégrafo
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Cuando llegó a la Universidad Estatal de Guayaquil muchos de sus compañeros del salón apostaban a que no terminaría la carrera de Ingeniería Química, por su evidente discapacidad. “Míralo, no llega, no llega”, recuerda el joven de 28 años, que decían sus compañeros.

Christian Pinos, quien nació con parálisis cerebral infantil, está por finalizar el quinto año de universidad. Solo espera que le aprueben su tesis para incorporarse el próximo 4 de junio junto con sus compañeros, con los mismos que un día no creyeron que su persistencia e ímpetu para estudiar lo llevaría tan lejos.

Llegar a la universidad le costó mucho a Christian, al igual que cuando ingresó a la escuela y terminó el colegio en la especialidad de físico-matemático.

El neurocirujano Carlos Llumiguano explica que la parálisis cerebral infantil es una dolencia patológica, un conjunto de enfermedades en que el sistema nervioso central se ve afectado.

Asegura que Christian es un caso particular, porque desde los 4 años hizo rehabilitación, de no haberlo hecho estaría hoy en una silla de ruedas.

El guayaquileño fue más allá, contra todo pronóstico. En una ocasión le contaron la historia de una consulta en particular, con un doctor español, quien le dijo: “Ustedes son los padres, yo no soy Dios pero él nunca hablará ni caminará”. Tenía 3 meses de nacido”. Nada de eso fue así, pudo caminar, algo que según dice se lo debe a la acupuntura.

Desarrolló la capacidad de hablar, y aunque su modulación no es buena, hace su mayor esfuerzo para que la gente lo entienda.

Los retos siguen aumentando

Terminar la carrera de ingeniería no es la única ambición que tiene este joven, quien vive en el sur de Guayaquil. Su objetivo es hacer una maestría en Petroquímica. “En 4 años el país va a necesitar masters en Petroquímica, por la Refinería del Pacífico que se va a construir en Manta”.

Su gusto por la química se debe a que esta ciencia le permite descubrir y desarrollar muchas ideas. “Me considero investigador y lo que me encanta son las matemáticas”, asegura el joven, admirador de Stephen Hawking.

Uno de los propósitos, que sale de lo académico, para este año es participar en las Olimpiadas Especiales en la disciplina de potencia. Desde hace 12 años Christian alza pesas. En peso muerto 112 kilos, en pecho 50 kilos y en sentadillas 120 kilos. “Quiero representar a mi país”.

El experto Carlos Llumiguano explica que este tipo de ejercicios es importante, porque estimula el sistema nervioso. “Cuando hay la afectación de un área del cerebro, si se hace la rehabilitación, otro sector del cerebro va a trabajar el papel que le correspondía a esa parte que no funciona adecuadamente”.

En Quito, Llumiguano trata actualmente a 25 pacientes (dos de ellos superan los 20 años) que nacieron con parálisis cerebral. Las personas que son atendidas pertenecen a varias provincias. Además de Christian, otro joven de Cuenca está por iniciar la universidad.

A pesar de las limitaciones en la función motora, la lucidez cognitiva no suele ser afectada.

La parálisis cerebral no tiene una causa única y en EE.UU., por ejemplo, el 10% de niños lo desarrolla después del nacimiento. Lo que sí es cierto es que la patología no siempre es una limitación. Christian es una prueba de ello, desde el primer día que ingresó a la universidad. Hoy tiene en mente crear más oportunidades para las personas con discapacidad a través de nuevas leyes. (I)

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