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El Telégrafo
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Casa Aragonés, un siglo de historia arquitectónica en puerto de Manta

En la actualidad, el inmueble está ubicado en una zona bancaria; además, existen edificios de gobernanza como la Alcaldía, el Palacio de Justicia y las notarías, que se conjugan con negocios de comercio en general.
En la actualidad, el inmueble está ubicado en una zona bancaria; además, existen edificios de gobernanza como la Alcaldía, el Palacio de Justicia y las notarías, que se conjugan con negocios de comercio en general.
Fotos: Rodolfo Párraga / EL TELÉGRAFO
09 de agosto de 2019 - 00:00 - Patricio Ramos

Construida en 1918, Casa Aragonés es el ícono de la arquitectura republicana del puerto manabita.

Está ubicada sobre la Avenida 2, antes denominada calle Colón. Los dueños de este inmueble -de más de un siglo de existencia- han sido testigos de los hechos que han marcado la historia de la ciudad puerto.

“Cómo no recordar el célebre discurso del expresidente José María Velasco Ibarra desde el balcón principal de la edificación. No estuve ahí, pero esa historia en mi familia pasa de generación en generación”, comenta Byron Zambrano,  funcionario del Departamento de Cultura del Cabildo local.

“Ahora soy parte de la historia moderna, laboro en la prestante Casa Aragonés, que hoy es el museo Cancebí. Todo ha sucedido en un siglo”, afirma.

Casa Aragonés fue construida por Ramón Virgilio Azúa, quien luego de algunos años la vendió al ciudadano español Pedro Quiles (+). Este la convirtió en el Hotel Aragonés.

A este hospedaje, cuando Manta era apenas un caserío a mar abierto, arribaron comerciantes extranjeros que llegaban a negociar la compra y venta de café, cacao y la entonces cotizada tagua, que es un fruto de una palma silvestre que existía en abundancia en las zonas tropicales de la región, narra Zambrano.

En un siglo la edificación fue sometida a varias restauraciones. En los últimos 20 años fueron dos con recursos municipales.

La última intervención fue en 2018 cuando la adecuaron  con elementos modernos, como aire acondicionado central, rescate de la madera, incorporando además accesorios que sirvieron para mejorar la planta alta en el Museo Etnográfico Cancebí.

Para los historiadores y constructores, este edificio es uno de los referentes que marcaron el desarrollo del sector constructivo de la urbe.

A Casa Aragonés se suman otras 26 edificaciones, entre ellas Casa Rosada cuya restauración culminó en 2017.

Un aspecto en común entre Casa Aragonés y Casa Rosada, es que ambos inmuebles están al servicio del turismo en la zona más concurrida de Manta.

Para Fernando Solórzano, presidente de la Asociación de Arquitectos de Manta, este edificio republicano no  solo es historia, es también una especie de aula fuera de un campus académico donde los estudiantes de Arquitectura e Ingeniería Civil pueden aprender sobre las técnicas constructivas que se implementaron hace 100 años.

La casona Aragonés está firme. Soportó el terremoto del 16 de abril de 2016. No sufrió daños gracias a su estructura alivianada.

Sus pisos de madera le dan el toque de comodidad, el tumbado de caña guadua picada aporta en la disminución de peso a la construcción. A ello se suman paredes de madera dura.

Tiene dos fachadas: una con vista al mar y otra en dirección a la Avenida 2. Los balcones falsos destacan como valores agregados.

La cubierta de duratecho fue diseñada con cuatro caídas que desembocan en un adecuado tragaluz. Esto permite que la segunda planta posea iluminación natural durante todo el día. En el primer piso existe una galería, cafetería y oficinas administrativas. 

El museo etnográfico presenta parte de la historia del pescador, el campesino en sus hábitats. Hay otra sección destinada a objetos antiguos.

Los turistas de la Sierra del país visitan el lugar -especialmente entre julio y septiembre-, mientras que los extranjeros que arriban en cruceros lo hacen de octubre a agosto.

El estudiante de Arquitectura Alexánder Montesdeoca, llegó el 7 de agosto a visitar el museo. La edificación le recuerda a la casa de sus abuelos que viven en el recinto Maconta, de la parroquia Calderón, en Portoviejo.

“Son similares, lo único es que Casa Aragonés es muy grande, hasta los utensilios que aquí se exhiben en el campo son utilizados a diario”, reseña.

Casa Aragonés tenía vista a mar abierto. En la actualidad el Parque de la Madre, donde existen juegos infantiles, la Avenida Cuatro de Noviembre y el Parque de la Armada, le restaron esa característica que en su tiempo era única.   (I) 

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