3.642 casos de cáncer de próstata existen en el país
Hace nueve años Laureano Crespo, de 82 años, inició su combate contra el cáncer de próstata, que le fue diagnosticado por el urólogo.
Crespo fue al médico porque sentía molestias en la zona genital, es decir incontinencia, incomodidad y dolor en los testículos.
El adulto mayor requirió exámenes de tacto, de sangre y una biopsia que confirmaron la enfermedad. También lo intervinieron quirúrgicamente.
En la actualidad el octogenario acude cada dos meses a sus controles y recomienda a otros hombres hacerse la prueba. “Estoy en la etapa de tranquilidad. Hace siete años el nivel de antígeno prostático es bajo, según mis pruebas”.
Uno de los pacientes que rechazaban el tacto era Hugo Acosta, de 70 años, pero hace tres años acude al urólogo. “No estoy de acuerdo con que un hombre se lo haga, pero luego entendí que es para mi bien”.
En Ecuador existen 3.642 casos de cáncer de próstata. Este mal representa el 33% respecto del total de esta enfermedad en hombres, según determinó la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC, por sus siglas en inglés) de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Según el estudio se observa una disminución en los dos últimos años.
30 segundos toma el test
Entre treinta segundos y hasta un minuto toma a un individuo saber si su próstata está sana o requiere de más exámenes para confirmar alguna sospecha. Ese es el tiempo que dura el examen de tacto rectal que permite a los médicos reconocer cuando la glándula tiene alguna alteración, si está dura, blanda o presenta nódulos.
El procedimiento va acompañado con un examen de sangre denominado antígeno prostático específico, que analiza una proteína producida por la próstata. Eso permitirá un buen diagnóstico. A ello se suma una ecografía para identificar también su tamaño.
Wilson Tixi, oncólogo del Hospital Abel Gilbert Pontón de Guayaquil, explica que posteriormente y de acuerdo con los resultados el paciente se somete a un biopsia. Se le extrae una muestra de la glándula mediante una incisión y se la envía al patólogo para saber si el tumor es benigno o maligno.
El experto precisa que la causa de la patología es un desequilibrio o un aumento en las hormonas masculinas sobre todo en la testosterona provocado por un proceso fisiológico normal. “Todos los hombres a partir de los 45 años, empiezan a producir una hiperplasia prostática (la próstata empieza a crecer)”. Por eso la recomendación para el test es partir de esa edad.
En 2017 el nosocomio detectó 268 casos nuevos.
Actualmente se atienden a 860 pacientes. El 75% llegan en etapa avanzada y el 25% en fase metastásica. La enfermedad representa el mayor número de consultas en el área de oncología.
Los tratamientos
El urólogo y oncólogo Marcos Rendón, jefe del servicio de urología de Solca, asegura que el cáncer de próstata puede desarrollarse de manera localizada o generalizada. El primero es el que está solo en la próstata, mientras que el segundo es cuando la enfermedad está fuera y comúnmente provoca metástasis en los huesos.
“Cuando es localizado los tratamientos son: cirugía radical de la glándula y la radioterapia; cuando es generalizado se hace hormonoterapia, la cual consiste en disminuir a cero la testosterona que es la hormona sexual masculina porque es la que hace crecer el tumor”.
Sin embargo, advirtió las complicaciones que esta causa, entre ellas problemas óseos, agotamiento y pérdida del deseo sexual. Aclaró que “la terapia es efectiva por cierto tiempo, pero dependerá de la agresividad del tumor”.
Prevención
El urólogo Santiago Vallejo recuerda que hace 30 años en Quito la incidencia se situaba en 54 casos por 100.000 pacientes. Actualmente eso se ha triplicado a 159, según un estudio de referencia a partir de las historias clínicas realizadas en el Hospital Carlos Andrade Marín.
Para él, esto se debe a dos motivos: los diagnósticos se dan de forma más temprana y porque los pacientes son más conscientes en prevenir.
El urólogo Juan Carlos Aranguibel, del Hospital Los Ceibos, coincide en que la resistencia para someterse a la prueba es menor. El nosocomio en 2017 registró 150 casos sospechosos.
Aranguibel señaló que hay factores modificables entre los que constan: el estilo de vida, la alimentación, la falta de ejercicio físico, consumo de tabaco; y, los no modificables: como la etnia y la herencia genética. “Los últimos deben chequearse con mayor frecuencia. Si una persona tuvo un familiar con cáncer tiene el 25% más de probabilidades de sufrirlo y si tuvo a dos miembros de la familia se eleva al 50%”.
Precisamente, Vallejo indica que los afrodescendientes tienen mayores genes de riesgo y la carga genética es más alta. Eso los predispone en comparación con otras etnias.
Para Sunny Jo, urólogo del Hospital Teodoro Maldonado Carbo, hace falta la medicina preventiva y de control. Afirma que si se detecta el cáncer a tiempo “es curable”.
Ahí se atiende por urología a 30 pacientes diarios. De ellos cinco son por cáncer en la glándula. Una de las recomendaciones adicionales a las ya citadas es la monogamia. (I)