Punto de vista de daniel vizuete
Bioconocimiento y biopiratería, tema de análisis
La categoría (aún en construcción) denominada ‘bioconocimiento’ tiene implicaciones que acercan el conocimiento a sus fronteras, con enfoque multidisciplinario. Su antecedente más inmediato está en la biotecnología, que usa herramientas y procedimientos que emplean para los organismos vivos, sus metabolismos o sus productos para generar bienes y servicios.
Con la biotecnología se puede ‘explotar’ las diferentes variedades de formas vivientes de un territorio: la biodiversidad. Pudiéramos decir que la biotecnología ha existido desde que existe la humanidad y la biodiversidad, incluso desde antes. Pero es en estos últimos tiempos que las sociedades las vinculan entre sí debido al agotamiento de los recursos naturales, los avances científicos y la búsqueda de nuevas formas de generar valor agregado e inyectar divisas a las economías. Ahora vemos a los seres vivos como una nueva fuente de recursos, que solo pueden ser explotados si sabemos cómo. Esta es la clave: la biotecnología genera bioconocimiento si es que sus resultados generan dividendos económicos.
No es tan cierto entonces que la ciencia y la tecnología sean ‘apolíticas’ y sin ideología.
Esta discusión puede pasar desapercibida, pero no olvidemos que los seres humanos, como cualquier otro ser vivo, estamos conformados por las mismas estructuras fundamentales. Sí, nosotros también podemos ser estudiados como un conjunto de datos codificados y organizados en mayor o menor medida (genéticamente chimpancés y seres humanos somos similares en más del 99%).
Cada uno de nosotros pudiese ser fuente de información, conocimiento y réditos económicos. Y eso es precisamente lo que está pasando: en pocos años hemos pasado del escándalo por la biopiratería de especies vegetales y animales de la Amazonía, como la ayahuasca, la sangre de drago y primates, a la reciente denuncia del Gobierno por la extracción de sangre a los waoranis. Pero si es que somos tan parecidos entre especies, debemos serlo más entre individuos.
Esto es importante: a nivel genético la información es tanta que un solo cambio pudiese ser “la clave de la vida eterna” o la cura de alguna enfermedad. Pero más comúnmente se convierten en patentes médicas y cosméticas que permiten, más que “salvar a la humanidad” asegurar el rendimiento económico de los productos biotecnológicos de última generación que tanta acogida tienen en las sociedades del “primer mundo”.
Se abre el debate: ¿qué marco legal rige estas actividades? ¿Cuál es el rol del Estado en esto? ¿Cada individuo es dueño de su información?