Atención dentales más segura
Los odontólogos son los profesionales médicos más expuestos a un posible contagio por covid-19 porque trabajan con la cavidad bucal, donde utilizan instrumental que genera gran cantidad de aerosoles.
Por eso son los que hoy aplican con mayor énfasis la bioseguridad para proteger al paciente y continuar con sus labores.
No pueden mantener la distancia física sugerida con el paciente. Están obligados a tener solo 30 centímetros de separación con la cavidad bucal, su zona de trabajo y de donde emergen las partículas que son capaces de trasladar miles de microorganismos en cada una de ellas.
José Serrano, catedrático de cirugía oral de la Universidad de Las Américas (UDLA), enfatiza que como profesionales siempre utilizaron la mascarilla quirúrgica; mas hoy usan la N95 o KN95 que aíslan de mejor manera las partículas que puedan ingresar por las vías aéreas, que son la principal zona de entrada del virus del covid-19.
Además, protegen su mucosa ocular con visores o gafas herméticas, usan gorro, aislantes de zapatos, batas y doble guante que se desechan al culminar la atención al paciente.
“Los aerosoles que se generan producto de las microturbinas desprenden agua que no siempre está contaminada porque hay más desinfección con productos antisépticos”.
Luego de ello se hace un proceso de esterilización de superficies, piso, instrumental que toma entre 30 y 60 minutos porque ese es el tiempo en el que el virus puede permanecer suspendido en el aire.
El académico recuerda que la bioseguridad es una de las principales materias que reciben en la formación de los profesionales sanitarios, y la misma tiene como principio básico la sospecha de que todo paciente está contaminado.
“Por eso debemos usar barreras de protección personal y del paciente, además de realizar un manejo adecuado de los desechos”.
Según el protocolo de atención en consulta externa, que elaboró la Federación de Odontólogos del Ecuador con base en las guías de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el paciente al ingresar al consultorio primero debe retirarse la mascarilla y luego lavarse las manos.
Previo al procedimiento se le entrega un enjuague bucal con peróxido de hidrógeno al 1% que debe mantenerlo durante un minuto para disminuir la carga viral, ya que el actual virus es vulnerable a la oxidación y este enjuague contiene agentes oxidantes.
El odontólogo Diego Molina, quien labora en la clínica Artestudio dental al norte de Quito, cuenta que utiliza cloro y amonio cuaternario para la desinfección del consultorio.
Además, entrega a cada paciente una bata quirúrgica, un gorro y los zapatones mientras está en la consulta.
Molina emplea el cloro básicamente en el piso y las superficies de contacto lisas, mientras que usa ozono para eliminar las gotas que aún quedan.
Una vez que la jornada de trabajo finaliza y ya sin pacientes se procede a bajar la carga viral de los instrumentos con agua y solución jabonosa y posteriormente con clorexidina.
“Se lava con cepillo, luego se seca y autoclava (esterilizar con calor húmedo) a 121 grados y 5 atmósferas de presión”. (I)