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Ecuador, 28 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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El milenario arte bonsái se adaptó al suelo y clima de Valle Hermoso

Los visitantes tienen la posibilidad de adquirir diferentes especies cítricas y frutales en el vivero del establecimiento.
Los visitantes tienen la posibilidad de adquirir diferentes especies cítricas y frutales en el vivero del establecimiento.
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Más de dos mil años de antigüedad tiene el arte agrícola denominado bonsái, una meticulosa técnica de siembra enfocada en miniaturizar árboles y arbustos.

El país de origen es China, especialmente las provincias de Liaoning y Jilin, cuyos suelos gozan de excelentes propiedades para el cultivo de todo tipo de vegetales.

Desde allí en los últimos tres siglos los saberes del bonsái se han extendido hacia diversas comunidades de los cinco continentes, adaptándose a toda clase de geografía, suelo y condiciones climáticas. 

Una de ellas es Valle Hermoso, caserío ubicado a un costado de la carretera que conecta a los cantones Pelileo y Baños, en Tungurahua.

En el fascinante y fértil mirador del sector se encuentra el vivero Luna Bonsái, uno de los pocos establecimientos del país especializados en este tipo de arte.

A más de ser una vitrina a cielo abierto en la que se conserva la historia, belleza y significado de los  árboles miniatura, el local se ha convertido en un punto estratégico para los amantes de la jardinería y de la arborización.

“A simple vista un arbusto pequeño es una novedad y un adorno magnífico. No obstante esta técnica conlleva siglos de destreza y tradiciones  de China; un país vasto y rico en conocimientos”, dijo Roberto Luna, dueño del vivero.

Ciprés, abeto, mandarina, arrayán, acacia y manzano silvestre, son algunas de las especies vegetales que allí se han miniaturizado con éxito.

“Tener una planta en casa no solo aporta belleza, también brinda paz y salud pues estas absorben todo tipo de contaminación. Además, quien tiene un bonsái guarda siglos de habilidad agrícola de China y Japón, otro de los países donde se perfeccionó esta técnica”, dijo la agrónoma Ana Benítez.

En pequeños maceteros y tiestos, los arbustos se exhiben tanto en la parte interna del local, junto a la cafetería, así como en las afueras.

En un paseo de más de 50 metros los turistas pueden apreciar los asombrosos detalles de los árboles pequeños y los cuidados que Roberto aplica en cada uno.

Origen del nombre
Bonsái es la unión de dos vocablos de origen japonés: “bon”, que significa bandeja, y “sai”, el cual se refiere a la acción de cultivar.  No obstante esta palabra compuesta deriva a su vez de los términos “pen y “sai”, del idioma chino, cuyo significado es el mismo.

Para que el árbol tenga un tamaño muy inferior al natural se utilizan las técnicas de trasplante, alambrado, pinzado, poda y resguardo de la maceta del sol. En especial estas dos últimas; ellas permiten mantener detalles de los arbustos originales, como la calidad del follaje, florecimiento, producción de frutas, y solidez del tallo y raíz.

“El bonsái fue inicialmente un objeto de culto para los monjes taoístas. Para ellos era símbolo de eternidad, un puente entre lo divino y lo humano”, aseguró Carlos Ledesma, historiador de la Universidad Técnica de Ambato.

Precios
Según Luna, para ser considerado bonsái un arbusto debe cultivarse obligatoriamente en una maceta, ser una especie leñosa o semileñosa y tener una altura de hasta un metro. Dijo además que la mejor forma de reproducción es a través de semillas.

En Luna Bonsái un árbol miniatura está valorado entre $ 15 y $ 40. Allí también se pueden adquirir productos para su cuidado como tijeras de poda, fertilizantes y tierra especial para macetas.

El vivero está en el km 25 de la vía Ambato-Baños, posee una galería, un museo y  parqueadero, además una cafetería desde la cual se puede apreciar a plenitud los fértiles predios de Valle Hermoso.

Café, chocolate, crepés y zumos frutales, son las especialidades culinarias que allí se pueden degustar. (I) 

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