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Los acuerdos servirán para el sínodo de canterbury En julio próximo
Anglicanos debaten sobre el matrimonio igualitario
La Iglesia Anglicana, con 85 millones de fieles en el mundo, inició la semana pasada en Londres una serie de debates a puerta cerrada sobre los derechos de los homosexuales y los matrimonios entre personas del mismo sexo, en un intento por superar divisiones internas que podrían llevar a un cisma religioso.
Dichos asuntos serán tratados durante el próximo sínodo anglicano de julio en Canterbury, sur de Inglaterra, por varios grupos de trabajo en sesiones plenarias, a las cuales tendrán prohibido el acceso tanto la prensa como el público en general. Los integrantes del sínodo ya fueron informados que no podrán revelar las conclusiones de la reunión a través de las redes sociales.
El tema de los derechos de los homosexuales y los matrimonios igualitarios había dominado la agenda de la Iglesia de Inglaterra en los últimos años. A pesar de que en 2004 el Reino Unido legalizó los matrimonios entre personas del mismo sexo, la Iglesia Anglicana de Inglaterra se niega a oficiar bodas homosexuales en sus instalaciones, al considerar que para la Biblia, el matrimonio “es la unión entre un hombre y una mujer”. Los reverendos anglicanos homosexuales también tienen prohibido casarse con sus parejas.
La Iglesia inició un proceso de “diálogo compartido” sobre estos temas, que involucrará tanto a obispos, como a clérigos y laicos. El sínodo, compuesto por los 480 miembros electos que forman la cúpula de poder del Anglicanismo, adelantó que dedicará más de la mitad de sus sesiones principales de julio al tema de la homosexualidad. Dignatarios de las 38 iglesias nacionales y regionales, que representan a 85 millones de fieles anglicanos en 165 países, acudirán al encuentro en Canterbury.
David Porter, director de conciliación de la Iglesia de Inglaterra, afirmó que esa comunión enfrenta muchos desafíos acerca de cómo responder a los cambios culturales en el país y el mundo. Porter dijo además que el proceso de “diálogo compartido” tiene como objetivo permitir a los integrantes de la congregación anglicana “debatir distintas perspectivas” sobre el asunto y aprender a “disentir bien”.
En el discurso de apertura del último sínodo anglicano, Justin Welby, arzobispo de Canterbury y líder espiritual de la Iglesia de Inglaterra, admitió que esa comunión religiosa “está muy al tanto de las crecientes divisiones, que son cada vez más profundas”.
Welby incluso advirtió que existe la posibilidad “real” de que la iglesia anglicana mundial (Comunión anglicana) pueda fragmentarse debido a la tensiones éticas y teológicas que batallan en torno a la postura sobre las relaciones homosexuales en miembros de su iglesia.
El Arzobispo de Canterbury subrayó que aquellas iglesias dentro de la Comunión anglicana que apoyaron la criminalización de la homosexualidad, entre ellas las de Uganda y Kenia, podrían enfrentar serias consecuencias en el próximo sínodo de 2020.
La comunidad anglicana continúa sin resolver el dilema creado en 2003 con la consagración al obispado del sacerdote homosexual Gene Robinson por la Iglesia Episcopal de Estados Unidos, acción que provocó una protesta en provincias conservadoras, particularmente en países africanos, cuyos primados piden la imposición de sanciones a sus colegas estadounidenses.
El sector más liberal de la Iglesia propone modificar la doctrina para permitir la celebración de enlaces conyugales entre personas del mismo sexo. Varios medios de prensa británicos anticipan la retirada de la cumbre de 6 primados africanos -Uganda, Kenia, Nigeria, Sudán del Sur, Ruanda y Congo- si el debate sobre sexualidad se excede de la tradicional interpretación.
Welby explicó al respecto que debido a que los anglicanos carecen de un líder supremo, como el Papa católico, la autoridad de la Iglesia “está dispersa y se asienta en última instancia en las Escrituras, adecuadamente interpretadas”.
“Una familia anglicana del siglo XXI debe tener espacio para el desacuerdo profundo, e incluso para el mutuo criticismo”, declaró Welby. El sínodo de julio próximo en Canterbury tratará también la violencia religiosa, la protección de menores de abusos pedófilos, y los desafíos del medio ambiente. (I)