Verónica Grefa, de 27 años, trajo hasta Guayaquil las bondades de su cantón natal: Tena (provincia de Napo).

En un puesto, en el Centro Cívico, colocó una corona de hojas verdes que parecían adornos para el hogar.

Pero la muestra no era de fantasía, sino natural. La mujer de nacionalidad kichwa de la Amazonía explica que esa planta, llamada guayusa, es un recurso sagrado y milenario de sus ancestros y parte de su esencia.

El público escuchó atento las explicaciones de ella, quien hace siete años expende productos hechos a mano y con elementos tomados de la chacra.

La emprendedora, con collares multicolores y falda larga, distribuyó  en la mesa bolsas de papel, botellas plásticas con líquidos claros, tarrinas y barras de jabones redondos y rectangulares. 

“¿Para qué sirven?”, consultaron interesados los asistentes que pasaron por allí y que se “engancharon” con su discurso acerca de los elementos orgánicos.

Por la guayusa -explica Grefa- los ancianos de su tierra vivieron más tiempo y sin enfermedades.

“Tiene antioxidantes, cafeína (energía estable) y teobromina. El producto limpia el sistema circulatorio, el riñón, la vejiga, previene el envejecimiento prematuro y estimula la sexualidad en hombres y mujeres”, contabiliza algunas de las cualidades.

Ella, por $ 2,50 y $ 7,50, expende el producto en bolsas bajo la marca de Wayusa Shayary y con un eslogan: “Energía de la selva de los indígenas kichwas”. 

 Para obtener el polvo se realiza un proceso manual con las hojas sembradas en chacras. “Nacen en espacios pequeños, sin fertilizantes ni pesticidas”, expresa la joven que ya le dio forma de microempresa a su proyecto.

La iniciativa -expresa- nace por el desempleo y por el deseo de conservar el medioambiente de su cantón y provincia.

“No hay mucho trabajo, no quiero emigrar a otro lado para buscar uno. Tampoco quiero conseguir dinero talando los árboles para las empresas mineras”.

 Las hojas de las plantas medicinales también se las comercializa por un dólar y una corona entera por cinco.

El líquido se lo puede consumir frío o caliente como una infusión. “No hay que colocarle cítricos porque daña su sabor natural”, recomienda en su exposición.

 El pequeño negocio, que comenzó con la colaboración de Agustín Grefa, también incluye la elaboración de una bebida con kombucha, cuyo ingrediente es un hongo sembrado en el Oriente.

En los supermercados ya existen algunas marcas hidratantes con ese componente, pero ella señala que hay diferencias con el artesanal. “El nuestro es un probiótico que tiene vitaminas B1, B3 y B6 (produce energía,  ayuda a las células y al metabolismo). Y no tiene químicos ni preservantes”.

A medida que se fermenta la bebida de $ 0,50, cambia su utilidad. Por ejemplo, luego de un mes se convierte en vinagre para ensaladas y tras cuatro meses se transforma en desinfectante natural. “Este lo utilizamos en la planta donde hacemos nuestros productos”.

El Oriente ecuatoriano también produce jengibre. La marca Wayusa Shayary expende dos tipos de este elemento, deshidratados y en  recipientes de plástico: el de corazón amarillo y el de corazón verde. “El sabor es más concentrado que el de otras zonas del país”. Los 20 gramos cuestan $ 1.

El jabón Yacumama también se produce en la provincia. El cosmético, de olor neutro, sirve para lavar el cuerpo sin alterar el pH de las personas, pues carece de perfumes artificiales. Tiene aceites de palma, de palmiste, tuberco y ajimbre. “Sirve para el rostro y la higiene. Su valor es $ 2.

Y, por si fuera poco, la emprendedora vende cacao blanco, cuyas plantaciones dan sus frutos una vez al año. El resultado, luego de prepararlo a baño María, es un piqueo deshidratado a $ 1.

Los interesados pueden contactarse con ella por Facebook Wuayusa-Energy o ingresando a www.wayusa-energy.com. (I)