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Ecuador, 24 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
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Una alimentación balanceada puede prevenir un infarto cardíaco

Una alimentación balanceada puede prevenir un infarto cardíaco
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El control y mantener los niveles de colesterol normal (<200 mg/dl), evitando alimentos elevados en grasas saturadas y reducir el consumo de hidratos de carbono, como por ejemplo las harinas, son excelentes alternativas para reducir un posible evento que dañe al corazón. Es por eso que se recomienda consumir frutas, verduras y carne de pescado.

Desde las disposiciones de aislamiento social, debido al contexto que está atravesando el país, los hábitos han cambiado en los hogares, especialmente en la alimentación.

En ese sentido, los estados emocionales como la ansiedad pudieran influir en el consumo de ciertos alimentos, altamente procesados, altos en grasas, azúcar y sodio. Estos no son nutritivos y podría generar un impacto negativo en nuestra salud, por ejemplo las grasas saturadas.

Fernando Hidalgo, especialista en cardiología del Hospital Eugenio Espejo, indica que la saciedad y el consumo de alimentos altos en grasas saturadas podrían, a largo plazo, producir ciertas patologías, como las enfermedades cardiovasculares (ECV), las cuales son un conjunto de trastornos del corazón y de los vasos sanguíneos.

“Dentro de estas se encuentra el infarto agudo de miocardio (IMA), cuya principal característica es la isquemia cardiaca aguda (falta de riego) a una parte del músculo del corazón. Esta se produce por la obstrucción de una de las arterias coronarias, que alimentan a este órgano, a causa de un coágulo que se forma sobre las placas de colesterol (grasa) en el Interior de las arterias del corazón”.

Es así que el especialista recomienda controlar y mantener los niveles de colesterol normal (<200 mg/dl), evitando alimentos elevados en grasas saturadas, como mantequilla, embutidos, quesos grasos, leche entera, etc., y reducir el consumo de hidratos de carbono, como por ejemplo las harinas. “Es importante indicar que en pacientes de alto riesgo el colesterol LDL debe estar por debajo de 70”.

Hidalgo sugiere el consumo de frutas, dado que son ricas en minerales, fibra, vitaminas, flavonoides y carotenoides (un grupo de pigmentos orgánicos con funciones antioxidantes), por ejemplo las manzanas, peras, duraznos, damascos, membrillos y bananas. Asimismo, se puede optar por los frutos secos, también son una excelente opción y además, ayudan a reducir la ansiedad.

En cuanto al tipo de carne, el omega 3 que contiene el pescado podría aportar en la prevención de un infarto de miocardio agudo (IMA), debido a que contribuye a reducir la ateroesclerosis coronaria. De preferencia se recomienda los llamados pescados azules; como Atún, Bonito del norte, Caballa, etc.

Asimismo, el apio es una verdura que aporta a reducir el colesterol y mantiene los niveles de presión arterial. Adicional a ello, las espinacas, zanahoria, brócoli, alcachofas, acelgas, entre otras; también contribuyen a la prevención de un posible evento cardiaco.

El especialista añade que así estemos en casa, debemos realizar ejercicios cinco veces a la semana, como mínimo y caminar a paso ligero. Otras de las opciones son realizar actividades para relajarse o distraerse, por ejemplo llevar sesiones de yoga, pilates, aeróbicos, etc., de esta manera se evita el sedentarismo.

Pese a ello, es importante consultar previamente con el médico sobre una adecuada rutina, según el estado de salud del paciente.

A escala mundial

El Día Mundial del Corazón se celebra cada 29 de septiembre, y se hace desde que en el año 2.000 la Federación Mundial del Corazón, con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS) designara este día, con el objetivo de concienciar sobre las enfermedades cardiovasculares, su prevención, control y tratamiento.

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el mundo. Los infartos de miocardio y los accidentes cerebro vasculares se cobran más de 17 millones de vidas al año. Y se estima que la cifra ascenderá a 23 millones para el año 2030.

Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), las enfermedades cardiovasculares constituyen la primera causa de muerte en el mundo y en la mayoría de los países de la Región de las Américas, donde causan 1,6 millones de muertes al año, el 30% de ellas prematuras en personas de 30 a 69 años.

Plan de Acción regional

Una gran proporción de estas muertes podría evitarse con una alimentación saludable que reduzca el consumo de sal, con ejercicio físico y evitando el consumo de tabaco.  Promover y facilitar estos estilos de vida saludable requiere la existencia condiciones que faciliten el acceso a alimentos frescos y naturales, entornos seguros para la actividad física y donde se promueva una vida libre de humo de tabaco.

Además, la OPS reconoce la importancia de trabajar impulsando políticas efectivas para reducir la ingesta de sal, fomentar la actividad física y continuar avanzando en la prevención y control del tabaquismo.

Estas son algunas de las medidas que promueve el Plan de Acción regional para la prevención y control de las enfermedades no transmisibles:  Reducir la mortalidad por enfermedades cardiovasculares resulta imprescindible para lograr reducir en el 25% la mortalidad prematura por enfermedades no transmisibles para el año 2025, según el compromiso adquirido en el Plan Mundial de Prevención y Control  de Enfermedades No Transmisibles.

Según especialista Gregory Celis, en Ecuador la incidencia de la enfermedad cardiaca en cualquiera de sus formas puede estar presente en el 14% al 15% de la población.

En América Latina la cifra es muy similar, entre el 13% y15%. Las enfermedades cardiovasculares son la principal causa de defunción en todo el mundo. A nivel mundial cada año mueren más personas por alguna de estas enfermedades que por cualquier otra causa.

Según datos de la OMS, en el 2012 murieron 17,5 millones de personas por enfermedades cardiovasculares, lo cual representa el 30% de las defunciones registradas en el mundo. De esas defunciones, aproximadamente 7,4 millones se debieron a cardiopatías coronarias, y 6,7 millones a accidentes cerebrovasculares. (I)

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