Acciones en contra de la zoofilia se fortalecen desde varios frentes
Desde hace un par de meses un afiche de la Fundación por el Trato Ético de los Animales (TEA) circula por la red... en él se muestra a una perrita acostada sobre un cojín, con ojos de susto, mirando a un hombre que abre los botones de su pantalón.
En esta imagen se indica que la zoofilia, bestialismo o zooerastia, es decir, tener relaciones sexuales con animales, es penada por la ley ecuatoriana. El actual Código Penal establece que esta práctica es un delito de acción pública, tipificado en el artículo 517. “La bestialidad se reprimirá con reclusión mayor de cuatro a ocho años”.
De acuerdo con Mónica Chonillo, responsable del área de denuncias sobre maltrato a los animales en esta fundación, en Manabí se detectaron hace poco tres casos de perros y dos cachorros que fueron violados. También existe una denuncia receptada por el comisario de salud del Guayas, Jack Dieb, sobre una persona que vive en las calles Alcedo y Gallegos Lara, en el suroeste de la ciudad, denunciada por sus vecinos por una supuesta práctica de zoofilia. Sin embargo, por falta de pruebas no pudo ser penalizada.
Chonillo explicó que la campaña que están haciendo es parte del trabajo que realiza TEA y que justamente surge ante la imposibilidad de atrapar en delito flagrante a quienes incurren en estos actos. “El Código Penal establece una sanción de 4 a 8 años de prisión para quienes violan animales. Asimismo, la Fiscalía exige pruebas, fotografías o videos del acto. Entonces nos quedamos a medio camino porque, ¿cómo vamos a conseguirlos?”, comentó Chonillo sobre la campaña que promocionan en redes sociales y mediante afiches en diferentes calles de la urbe.
En Ecuador, ni el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), ni la Fiscalía General del Estado u otra institución pública o privada, llevan registros oficiales de denuncias de casos de zooerastia. A la falta de datos se suma el desconocimiento acerca del delito que representa esta práctica. Varias personas consultadas por este diario respondieron que consideran que la zoofilia es habitual en sectores rurales donde la información sobre delitos sexuales es escasa.
Al respecto, el sexólogo Germánico Zambrano ratifica que no es una práctica común en la ciudad, pero sí en zonas periféricas o en pequeños recintos, por el contacto de las personas con animales. “Soledad, aislamiento, dificultad de relacionarse socialmente, son algunas de las razones para que se incurra en el bestialismo”, indica el especialista.
Zambrano añade que la zoofilia está catalogada como una parafilia, un rasgo psicopático dentro del Manual Diagnóstico y Estadístico de Trastornos Mentales (DSM-IV) de la Asociación Americana de Psiquiatría. “Una persona con estos rasgos tendría que ingresar a un tratamiento psiquiátrico si realiza esta práctica”, aclara.
El comisario de salud, quien está a cargo del tema, únicamente se rige por el artículo 123 de la Ley Orgánica de Salud que indica que “es obligación de los propietarios de animales domésticos vacunarlos contra la rabia y otras enfermedades que la autoridad sanitaria nacional declare susceptibles de causar epidemias, así como mantenerlos en condiciones que no constituyan riesgo para la salud humana y la higiene del entorno.
El control y manejo de los animales callejeros es responsabilidad de los municipios, en coordinación con las autoridades de salud”. Recalca que la Municipalidad debería velar por los derechos de los animales y evitar su abuso, al menos, en cuanto a los que deambulan por la urbe.
Chonillo y Dieb expresaron que el Reglamento de Tenencia y Manejo Responsable de Perros del MSP, vigente desde el 2009 permite interferir si se trata de un can y en los casos que se incumpla el artículo 6, inciso Q, que se refiere a la “utilización de la imagen de perros para simbolizar agresividad, maldad, peligro o pornografía”, o al inciso R, acerca de “ejercer la bestialidad, sin perjuicio de las acciones penales que por este delito se puedan establecer”.
En otros países el bestialismo está penalizado o aparece como delito por maltrato animal. Algunos de los países donde esta práctica es ilegal son Alemania, Reino Unido, Canadá, Etiopía, Zambia, India, Australia (desde este año), Puerto Rico y en 34 estados de Estados Unidos. Mientras que en México, Hungría, Japón y los Países Bajos aún tienen a la zoofilia como legal. Por otro lado, Francia y España, pese a no tener un reglamento que condene a los zooerastas, su justicia ha enviado a prisión a personas por el crimen de abuso contra los animales.