Academia Naval Guayaquil cumple medio siglo educando
Por Bryan Lino, Medeleyne Luque y Jeremmy Pérez
Cuando aún la ciudad duerme, en los alrededores de la Academia Naval Guayaquil (ANG) todo sigue en actividad, pues centenares de cadetes arriban a la institución para iniciar otro día de clases. Profesores, inspectores y trabajadores en general se aprestan para una nueva jornada en esta unidad educativa que llega a su medio siglo de creación.
La historia guarda que hace 50 años, un oficial de la Armada ya retirado y con vocación para la docencia, Francisco Pita Pita, creó un plantel educativo que cumpliera con sus expectativas de formar jóvenes disciplinados, con buena actitud.
Y que, además, se graduaran con la preparación académica necesaria para alcanzar grandes sueños. Así, junto con familiares y amigos, se entregó por completo a cumplir su sueño.
El camino fue largo y difícil, pero ante cada reto se impuso la voluntad de sus fundadores. Primero se deshicieron de propiedades para poder contar con las instalaciones necesarias.
Después se construyeron los establecimientos, contando con las facilidades económicas y el apoyo de padres de familia que no solo pagaban sus pensiones, también colaboraban con materiales de construcción.
Para finales de 1969 ya se impartían las primeras clases. Mientras que en la década del 70 se da el paso hacia la escuela, primero solo para varones, más tarde con educación matutina y vespertina y, por último, mixta.
En la actualidad, la ANG es uno de los centros educativos más prestigiosos de la ciudad y del país.
Centenares de estudiantes desde la educación inicial hasta el bachillerato cursan materias tan disímiles como inglés, arte y robótica o desarrollo del pensamiento y proyectos escolares.
Sus cadetes, herederos de una larga tradición militar, tienen el reto de llevar una estricta formación que los prepara para la vida futura.
Muy pronto esta unidad educativa estará de cumpleaños y los fundadores pueden estar tranquilos. Aquí hoy se educan niños y jóvenes, futuros líderes con inteligencia, corazón y disciplina. El sueño se ha hecho realidad. (I)