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Aborto, entre el debate legal y la aceptación

Aborto, entre el debate legal  y la aceptación
23 de junio de 2013 - 00:00

Eventos recientes alrededor del mundo han traído a la memoria colectiva un tema que continúa siendo protagonista de debates y conflictos éticos: el aborto. 

Así lo demostró el caso de la mujer salvadoreña, enferma de lupus, cuya petición de aborto fue rechazada por la Sala de lo Constitucional de la Corte Suprema de Justicia. Debido a sus problemas de salud, su hijo nacería con severos problemas que disminuían drásticamente su esperanza de vida. En ese país centroamericano, al menos 49 mujeres han sido condenadas por interrupción del embarazo desde 2000, según investigó la Agrupación para la Despenalización del Aborto.

A nivel mundial, abortar es una práctica que perdura, pues la tasa, que había disminuido entre 1995 y 2003, ha permanecido estable con tendencia al alza desde esa fecha, con un 28% de mujeres entre 15 y 44 años, según un estudio del Guttmacher Institute en cooperación con la Organización Mundial de la Salud (OMS) publicada en 2012 en la revista The Lancet.

En 2008, se practicaron alrededor de 43,8 millones de abortos en el mundo, y cerca de 125.000 en Ecuador, de los cuales solo 200 se encuentran amparados en las excepciones que permite la ley.

En Ecuador se realizan anualmente 125.000 abortos, según cifras de la OMS.

El 32,6% de las mujeres del país ha experimentado alguna interrupción de embarazo, pues Ecuador es el país con más abortos entre 11 países de América Latina, concluyó la empresa Tendencias Digitales, para el Grupo de Diarios de América.

El Código Penal solo autoriza el aborto cuando la vida de la madre está en peligro y en casos de violación o estupro en una mujer demente o idiota (Art. 447). 

Instituciones ilegales atienden a madres que quieren interrumpir su embarazo.

La tasa en las regiones desarrolladas (América del Norte, Australia, Europa, Japón y Nueva Zelanda) es de aproximadamente el 17, mientras en países en vía de desarrollo alcanzó el 29, recalcó el estudio.

Dentro de los continentes las cifras varían como en Europa, donde se evidencian algunos extremos. En efecto, en el oeste del territorio europeo (Alemania, Austria, Bélgica, Francia, Países-Bajos, Suiza), la tasa de aborto es la más baja del mundo, con un 12 en las mujeres entre 15 y 44 años, mientras en Europa del Este se registra un 43, uno de los índices más elevados, según presentó la investigación.

La mayoría de los abortos se practican en los países en vía de desarrollo (el 86%), pues son donde falta información en cuanto a la anticoncepción, en mayor medida en las zonas rurales. Este documento indica que existe dificultad de acceso a métodos para prevenir los embarazos no deseados.

Píldoras, dispositivos intrauterinos, implantes o condones tienen, la mayoría del tiempo, un costo. En el mundo, según el Guttmacher Institute, 222 millones de mujeres quieren evitar un embarazo, pero no usan un método anticonceptivo moderno.

Del total de abortos practicados en malas condiciones a nivel mundial, el 40% corresponde a adolescentes y jóvenes que tienen entre 15 y 29 años, de acuerdo con el Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa).

Cuando la maternidad está determinada por el contexto social 

La concepción de la familia y de la maternidad radica en elementos sociales y culturales que impactan en la elección de seguir teniendo un embarazo. El diario albanés “Gazeta Tema” recientemente reportó que las madres de ese país se ven obligadas a abortar al darse cuenta de que su bebé no será un varón. Tener a una chica puede ser considerado como una “plaga”.

Según la psicóloga francesa Sophie Marinopoulos, las historias generacionales, familiares, conyugales, sociales y culturales de las madres pueden influir en el hecho de interrumpir un embarazo, aunque “los pretextos (ser demasiado joven, no haber terminado sus estudios, no tener esposo o rechazar al padre así como no querer tener hijos) sólo son pantallas a la intimidad que no siempre se pretende revelar”.

Legislación y discusiones a nivel mundial

Las prácticas abortivas entran en un contexto global que consta de un abanico de legislaciones alrededor del tema. Esas varían, desde la prohibición total hasta la restricción (en un promedio de 12 semanas de embarazo máximo), pasando por la autorización bajo ciertas condiciones sanitarias o socioeconómicas.

En ciertos países se toma en cuenta varios criterios como violación, incesto, discapacidad mental o salud física de la mujer, discapacidad del feto, acuerdo del cónyuge o de los padres, así como capacidad o edad de la mujer para educar a un niño.

Paralelamente a unas cifras alarmantes, los debates siguen desarrollándose y las legislaciones fluctuando. Si unos gobiernos actúan a favor de la legalización de abortar, otros hacen idas y vueltas.

Así, mientras Irlanda está discutiendo un proyecto de ley que contempla liberalizar el derecho a abortar en caso en que la salud de la madre esté afectada, España retrocede, al querer penalizar de nuevo el aborto. En este país rige actualmente la ley de 2010, promovida por José Luis Zapatero, que permite abortar hasta la decimocuarta semana de gestación.

Para los Estados Unidos, 2011 constituyó el año en que más hubo restricciones al derecho a abortar en varios estados, y el número de clínicas y de centros que practican la interrupción de embarazo pasó de 2.908 en 1982 a 1.793 en 2008, reportó la revista Time Magazine.

23-06-13-SOCIEDAD-ABORTO

Por lo tanto, las estadísticas reflejan paradojas entre la norma por región y los comportamientos de la población. Así, mientras América Latina consta de países en que la legislación es bastante restrictiva, es el continente que ocupa el segundo puesto después de Europa del Este en términos de números de abortos (el 32‰ de las mujeres entre 15 y 44 años) de tal manera que las leyes son fieles a un hecho que ocurre en la sociedad. En cuanto a África, la cifra alcanza el 29‰, informó el Guttmacher Institute.

Según este informe, al penalizar o prohibir el aborto, su práctica no desaparece ni disminuye y se vuelve clandestina y peligrosa.

A nivel mundial, 8,5 millones de mujeres sufren anualmente complicaciones después de un aborto realizado por métodos inseguros. De este total, 3 millones no recibieron ningún cuidado, presentó el informe del Guttmacher Institute. Incluso, el 13% del total de las mujeres que fallecen por complicaciones de embarazo es imputable a abortos practicados sin medicalización.

Las cifras no revelan disminuciones, pues el 49% de los abortos practicados en 2008 estaban de riesgos mientras la tasa era del 44% en 1995. Con respecto a las regiones en vía de desarrollo, el 56% del número total de abortos tiene lugar en condiciones no regularizadas por los estándares médicos. En África, el 97% de los abortos sería de riesgo, tasa similar en América Latina con el 95%.

Existen varias alternativas al aborto legal que evolucionaron a lo largo del tiempo, y los procedimientos son muchas veces arriesgados, practicados por personas sin calificaciones, en condiciones insalubres o por las mujeres embarazadas mismas.

En Ecuador, varios grafitis reivindican el aborto seguro y otros centros o fundaciones ofrecen a las mujeres una vía para interrumpir su embarazo.

La página web del “Centro de asistencia a la mujer”, presenta a Cytotec (con misoprotol) como una de las alternativas para evitar embarazos no deseados. En otros casos, las mujeres van al extranjero para interrumpir su embarazo, así que la pertenencia nacional no constituye un obstáculo.

En Francia, aunque el aborto está legalizado desde 1975, alrededor de 5.000 mujeres van a otros países, enfatizó un informe de la Inspección general de los asuntos sociales francesa.

Por parte de los oponentes al aborto, los argumentos son numerosos y defienden el derecho de la vida desde su concepción o el sufrimiento físico y psíquico de la mujer, regidos por criterios políticos, sociales o religiosos. Sophie Marinopoulos opina que “el aborto es un acto que se inscribe en el cuerpo y en la psique de cada mujer. Pero esa inscripción no es necesariamente ‘traumática’. No siempre conlleva perturbaciones duraderas”.

Si se llega a una legalización, lo importante parece radicar en la decisión de la mujer desprovista de influencias exteriores.

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