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Ecuador, 18 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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Abolición del Matrimonio

El matrimonio civil en Ecuador, como en otras partes del mundo, nace del derecho canónico, que resultaba ser el meollo de todo lo socialmente conocido. Tenía regulación de normas, que a su criterio religioso, estructuraba todo el complejo sistema, como por ejemplo: la no unión inter-racial, latifundios, deudas de tributos a los indígenas, etc.

Con el régimen liberal de la nueva Constitución en 1916, enajenaron la educación y el registro civil del poder de la Iglesia, gracias al “Viejo Luchador” Eloy Alfaro y su legado. Se implementó el laicismo, otorgando libertades civiles fundamentales, hasta esos momentos no reconocidos. Y entre logros y reivindicaciones, una de esas apropiaciones fue el matrimonio.

Es así como hoy en día el matrimonio viene como una carga normativa y tradicional que no ha desaparecido con todos los procesos de reivindicación que hemos vivido. Humildemente mi propuesta como post-activista es apuntar a revoluciones innovadoras, es decir, hacer lucir la palabra “revolución” en toda su magnitud.

Es lamentable que todo lo que viene del extranjero, es tomado como la realidad estándarAbolir el matrimonio del Código Civil es una de las apuestas a las igualdades, al respeto y a la laicidad, más elocuentes que podríamos ejecutar. Si el matrimonio es una promesa de dos personas ante Dios, la Patria, etc. eso es algo que le compete a cada uno de nosotros, justamente por el respeto a la individualidad y al libre desarrollo de la personalidad.

De concretarse la abolición del matrimonio, la unión entre dos personas seguirá estando presente de forma legal, a través de la figura de la “Unión de Hecho” en Ecuador. Desaparecería el divorcio, pues para concluir una relación, solo hay que anular la documentación. Las mujeres dejarían de ser propiedad de los hombres, al desaparecer el “de”, en el Registro Civil. Así mismo favorecería los problemas de reivindicación social que busca la diversidad sexual. Y obviamente quien quiera casarse con todos los criterios de su religión, podrá seguir haciéndolo sin la intervención del estado, al ser eliminada una figura legal que arrastra un dogma.

Es lamentable que todo lo que viene del extranjero es tomado como la realidad contemporánea, absoluta y estándar en nuestro país, como por ejemplo la palabra “bullying”, un neologismo del “acoso escolar” y que quizás muchos hemos sufrido en nuestra niñez, pero que solo hoy tiene importancia porque nos llegó del extranjero.

Muchas posturas objetarán mi criterio, y están en todo su derecho. Sin embargo, tengo a bien comunicar que esta no es una propuesta que responde a la copia de los estilos hetero-normados de diferentes países, que ciertamente son importantes y respetables, pero que no necesariamente responden a nuestro contexto revolucionario.

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