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800.000 personas se suicidan cada año
Cinthia, de 27 años de edad, decidió quedarse 2 meses encerrada en su cuarto y a oscuras.
No comía, ni dormía, por ello perdió 10 libras. Días después escuchaba unas voces que le decían: “¡Mátate! ¡Hazlo...!”. Por eso quiso ingerir veneno para ratas.
La intención apareció cuando se enteró de que su novio la engañaba con otra mujer. “No le veía sentido a nada. Solo quería desaparecer”. Su mamá la llevó a una consulta con el psiquiatra.
La joven veterinaria ayer cumplió 3 semanas en el Área Vida del Instituto de Neurociencias. Este centro trata casos de personas con conductas suicidas (adolescentes y adultos).
Carlota Manrique, directora de esta área que funciona desde hace 2 años, precisa que, en 2016, registran 48 casos similares. La mayoría de pacientes son mujeres.
Justamente ayer se realizó una casa abiertas para conmemorar el Día Mundial de la Prevención del Suicidio. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), anualmente, 800.000 habitantes se quitan la vida y muchas más intentan hacerlo. La entidad expresa que su tratamiento debe ser prioridad para todos los países.
La directora explica que la conducta suicida engloba desde la idea hasta el autoatentado. “Un paciente puede o no haber querido quitarse la vida, pero está con síntomas de depresión y tiene el deseo de morir. Cualquiera de esas manifestaciones son requisitos para que sea ingresado”.
Por su parte, la psiquiatra Nancy Pérez, del Hospital Universitario, indica que existe aumento en la tasa de intentos de suicido. “En la semana tenemos de 3 a 4 personas que necesitan ser valoradas, en emergencia, por esa causa”.
En las terapias cognitivas conductuales en el manejo de conflictos -que está entre los mecanismos psicológicos utilizados- enseñan a los pacientes que ante una situación determinada calmarse y pedir ayuda.
En el Hospital Francisco Icaza Bustamante este año hubo crecimiento de intentos suicidas. Los casos llegan a emergencia y consulta externa.
Clara Dutasaca, especialista en psiquiatría infantil, precisa que en 2016 han atendido 40 niños y adolescentes. El 1% concretan el acto”.
Según Dutasaca, hay factores que inciden: violencia familiar, problemas sociales y económicos y una predisposición genética. “Hemos detectado que existe ausencia de los padres, acosos, abusos sexuales, ingesta de drogas (H, cocaína y alcohol) y maltrato físico”.
Síntomas de los pacientes
María Luisa Meneses, líder del área de salud mental del Hospital Guayaquil, detalla que hay signos que no deben pasar por alto los familiares: distracción, apatía, depresión, desprendimiento de las pertenencias, cambios repentinos de conducta, pérdida de interés, trastorno de sueño y modificación de los hábitos”. Para Meneses hay individuos con daños neurobiológicos y por eso poseen conductas impulsivas. “Existe un daño funcional en el hipotálamo (que genera depresión) y en la corteza cerebral (se da por el aumento de niveles de cortisol libre -hormona-, producto de situaciones estresantes)”.
Si se prolonga -añade- producirá alta cantidad de cortisol (un neurotóxico que afectará la estructura de los pensamientos y emociones).
“El paciente no percibe que la vida está llena de bueno y malos momentos”.
En el caso de Cinthia, ella solo piensa en salir del internamiento del centro de salud y retomar su trabajo. El tratamiento continúa. “Hay que disfrutar de la vida todos los días”, dice con una sonrisa. (I)