626 niños ecuatorianos llegaron a EE.UU.

Desde octubre de 2013 hasta junio del año pasado, 626 niños ecuatorianos, entre 12 y 14 años, viven en albergues en EE.UU. Así lo explicó la embajadora ecuatoriana en ese país, NathalieCeli, en agosto del año pasado.

Muchos de ellos viajan solos para alcanzar el ‘sueño americano’ exponiéndose a peligros como violaciones, trata de personas y hasta asesinatos en manos del crimen organizado.  

El libro ‘Entre la violencia y la invisibilidad: un análisis de la situación de niños, niñas y adolescentes ecuatorianos no acompañados en el proceso de migración hacia Estados Unidos’, escrito por las investigadoras Soledad Álvarez (Ecuador) y Sandra Guillot (México) también ha develado datos importantes.

Por ejemplo, desde 2009 hasta 2011 la mayoría de menores ecuatorianos que migraron tenía entre 12 y 17 años. Un 66% transitó solo. Y solo en 5 años (entre 2005 y 2010) se registraron 2.606 niños ecuatorianos indocumentados. Ellos fueron atendidos por el programa de Retorno Voluntario de México.

Según la publicación, en 2009, 2010 y 2011, los menores ecuatorianos detenidos en México lideraban la migración más alta de niños sudamericanos, alcanzando el 76% frente al 4% de peruanos.

La travesía no es fácil. El experto en migración Jaques Ramírez, en una entrevista anterior, aseguró a este diario que los menores llegan a Tapachula en México y deben transportarse en un tren de carga conocido como La Bestia. “Pasan cosas brutales, como mutilaciones, gente que se cae y migrantes raptados”, dijo.  

Para Ramírez desde la década de los 70 se   reforzó la política migratoria en EE.UU. y se acrecentó a partir del 11-S. “Este evento  cambió para mal todo el tema de la migración porque se pone en un mismo saco a todos se nos mira como potenciales terroristas. Cualquier persona que entre como migrante es una amenaza y sospecha, en ese cajón entran los migrantes a pie”, sostuvo.  

Para la experta en migraciónde la Flacso, Geoconda Loor, el suicidio de la niña en México visibiliza un problema de violencia extrema.  A su criterio este hecho es un llamado de atención para que no solo el Estado ecuatoriano intervenga con políticas claras en el tema sino que todos los gobiernos internacionales trabajen en sus políticas migratorias para evitar que casos así vuelvan a ocurrir.  “Las redes de tráfico en los últimos años son más peligrosas que hace 20 o 30 años. La muerte de la niña que buscaba reunificación familiar es un caso muy penoso donde los estragos de la violencia extrema influenciaron para que ella tome una decisión fatal. Aún queda pendiente  analizar a fondo los motivos que tuvo para quitarse la vida”.

Loor considera que el Estado debe trabajar más en planes de retorno y políticas de reinserción laboral para personas que hayan sido deportadas.