35.762 títulos de cuarto nivel se registraron en los últimos 5 años
En el país se han registrado 54.909 títulos de maestría hasta marzo del 2013, según la Secretaría Nacional de Educación Superior, Ciencia, Tecnología e Innovación (Senescyt). Pero de ellos, únicamente 19.304 profesionales ejercen la docencia.
Santiago Vizcaíno (30 años) es uno de los 35.605 ecuatorianos que tiene título de cuarto nivel y no se ha dedicado a dar cátedra. Es editor de libros y revistas de la Campaña de Estudio Eugenio Espejo, periodista de una cartera de Estado y ensayista para un suplemento de cultura. “Siempre he estado involucrado en el ámbito editorial y con el periodismo cultural. No ha sido mi intención dedicarme a dar cátedra, sino reforzar mis conocimientos para aplicarlos en mi profesión”, comenta.
Vizcaíno estudió dos maestrías. La primera en Ciencias de la Cultura con mención en Literatura en la Universidad Andina Simón Bolívar (UASB) y otra en Gestión del Patrimonio Literario en la Universidad de Málaga, en España.
La asambleísta electa el pasado 17 de febrero por la provincia de Sucumbíos Nancy Morocho (45 años) es obstetriz y obtuvo su título de magíster en Desarrollo Local y Salud en la Universidad Técnica Particular de Loja en 2009. Asegura que por su situación laboral nunca ha sido docente universitaria, pero admite que no descarta esa posibilidad. “Fui maestra de Anatomía en un colegio, pero a nivel superior nunca ejercí la docencia porque en mi provincia no hay universidades en las que pueda dictar alguna cátedra acorde a mi formación”.
Morocho acotó que está de acuerdo con el nivel de exigencia para maestros que establece el Reglamento de Carrera y Escalafón Docente, así como en la Ley Orgánica de Educación Superior (LOES). “Yo seguiría con mucho gusto un Ph.D.”.
A diferencia de Vizcaíno y Morocho, Juan José Rodríguez tiene 33 años y ya ha ejercido la docencia en la Facultad Latinoamericana de Ciencia Sociales (Flacso), en la Universidad de las Américas (UDLA) y en el Instituto de Actuación Incine, pero actualmente se dedica a otras actividades. “Me interesa la docencia, es lo que más me gusta, pero estoy preparándome para el doctorado y esperemos que hasta entonces se organice mejor el panorama actual”.
Él tiene dos títulos de magíster: uno en Literatura por la Universidad Católica del Ecuador y otro en Estudios de la Cultura por la UASB.
A Marianela Baquero (33 años) le encantaría ser docente, pero admite que no ha tenido la oportunidad para hacerlo. “Me parece que la docencia es un campo para hacer investigación y retroalimentarse con los alumnos, pero muchas veces no hay la apertura para dictar cátedra pese a la carpeta que una tiene”, cuestiona la profesional en Química Analítica y magíster en Gestión Ambiental.
Baquero agregó que por semanas fue docente de Química Ambiental en la PUCE, pero el horario no le brindó la flexibilidad que necesitaba para continuar con cursos que había emprendido. También le invitaron a dictar una materia en la Universidad Indoamérica, pero la descartó porque “prefiero una universidad que tenga un récord académico bueno”.
Para Santiago Aguilar (29 años), quien tiene una maestría en Comunicación con mención en Opinión Pública, los sueldos de un catedrático “no cubren el gasto ni el esfuerzo destinado a un título de cuarto nivel”, por lo que no pretende incursionar en esa área. “El salario no alcanza a compensar la preparación y la inversión en un Ph.D. para ganar 1.800 dólares”, recalcó. Actualmente labora en una agencia de noticias.
Las opiniones son diversas; sin embargo las cifras del Sistema Nacional de Información de la Educación Superior del Ecuador (Sniese) revelan que actualmente existe el interés de los profesionales por actualizar su formación académica. Por ejemplo, hasta 2007 se registraron 19.147 títulos de maestría en distintos ámbitos, pero entre 2008 y lo que va de 2013 ya se han inscrito 35.762 títulos más (ver gráfico).
Otro síntoma registrado entre 2010 y 2012 es que cada vez son más los profesores que se interesan por estudiar una maestría, pues en ese período 6.890 maestros registraron sus títulos de magíster y continúan dictando cátedra.