Publicidad
La meta es atender a 2.000 personas con discapacidad al mes en quito
31 fundaciones accederán a equinoterapia
La próxima semana Carlos Rocha cumplirá 17 años, él nació con síndrome de Down y desde que tiene 5 recibe terapias con caballos. En un inicio lo hacía en la unidad de equitación Remonta, de la Policía Nacional, ubicada en el sector de Tambillo, en el extremo sur de Quito.
Ahora recibirá las mismas terapias más cerca de su casa. Rocha y otras 2.000 personas que viven con algún tipo de discapacidad se beneficiarán con el proyecto ‘Cabalgando por la vida’, el cual fue inaugurado ayer en las instalaciones del parque de Guápulo, en el centro norte de la urbe y ya se encuentra operativo.
El capitán Marlon Ganchala, quien dirige la iniciativa, conoce de cerca a Carlos, él lo ha asistido en parte de su tratamiento con equinos y ayer lo acompañó en una demostración de monta dirigida. Mientras realizaba la exhibición, en primera fila, José Serrano, ministro del Interior, le tomó varias fotografías que fueron compartidas en la cuenta de Twitter de la cartera de Estado que dirige.
Serrano informó que además de los cuatro equinos dispuestos para las terapias, el Ministerio del Interior destinará otros 10 caballos que fueron adquiridos recientemente. Según Ganchala, se busca atender a 2.000 personas al mes. Las terapias no tienen costo y para que la ciudadanía pueda acceder a ellas solo debe registrarse en la administración del parque.
Ganchala y otros 10 agentes serán los encargados de dirigir los tratamientos. La atención será desde las 09:00 hasta las 12:00 y desde las 14:00 hasta las 16:00. Al finalizar la exhibición, Carlos se sentó junto a su madre, Mariana Alencastro, y otros 200 niños y jóvenes con discapacidad que presenciaron la inauguración. Mientras jugaba con un reloj, su madre le acariciaba el cabello y comentó que la terapia con animales ha sido de gran ayuda para su hijo. “Su lenguaje es mejor y se desarrolla de manera óptima con otras personas. Para él, el mejor momento del día es cuando está cerca de un caballo. Le acaricia el lomo y le habla”.
Con eso concuerda Narcisa Criollo, madre de Anahí, una niña con discapacidad auditiva. La pequeña de 9 años recibe este tipo de tratamiento desde hace un año. Su mamá comentó que el acercamiento a los caballos le ayuda a resolver problemas emocionales y está aumentando su confianza, autoestima y capacidad de adaptación.
Según Patricia León, representante de las 31 fundaciones que serán beneficiadas con la equinoterapia, esta actividad consta de diversas técnicas que se ejecutan con el animal a través de su lomo y sus movimientos: el animal transmite su calor corporal (38 °C) que pasa al cinturón pélvico y a las piernas.
Su impulso rítmico también se transmite al paciente y pasa por la columna vertebral hasta la cabeza. León señaló que este es un método que fortalece los músculos restaurando la movilidad perdida de personas con discapacidad. Además, mejora el equilibrio y la coordinación en los menores de edad. Ayer los asistentes disfrutaron de un show artístico y pudieron realizar paseos con los caballos dispuestos para la equinoterapia. (I)