En el gigante asiático viven más de 1.300 millones de personas; 320 son ecuatorianos
308 becarios de Ecuador estudian en China
Ellos salieron hace más de 5 años, y ninguno pensó que se quedaría tanto tiempo en China, un país del que solo habían leído y visto reportajes en la televisión.
Son 308 becarios ecuatorianos de la Senescyt que cursan estudios para aprender mandarín, maestrías especializadas y doctorados en universidades de Beijing; otros estudian en Guangdong, sur de China.
Su llegada al gigante asiático fue posible a través de becas de la Senescyt y convenios entre ambos gobiernos, y por lo general reciben un estipendio para comida, hospedaje y gastos personales.
¿Cómo es su vida en China? Dos becarios, Víctor Hidalgo y Maritza Paula, cuentan cómo el estudio constante y la adaptación a la cultura china han ocupado sus horas y días. De esta forma no extrañan tanto a sus ciudades.
Luego de la visita del presidente Rafael Correa a China, la semana pasada, concuerdan en que los estudiantes fueron los más beneficiados con los convenios suscritos.
En total fueron 14 acuerdos, 3 de ellos son educativos y comprenden la entrega de 300 becas para ecuatorianos por los próximos 5 años, además China impulsará la creación de 2 centros Confucio para la enseñanza del idioma mandarín y la cultura china en Ecuador. También se contemplan pasantías para los alumnos de Yachay.
Entrevista / Víctor Hidalgo / Candidato a Ph.D en Ingeniería termodinámica
“DE ALGUNA MANERA YO SOY UN TRIUNFO DE MI MADRE”
En Beijing, Víctor Hidalgo es ampliamente conocido y respetado por la comunidad ecuatoriana residente. Él sonríe cuando alguien le hace este comentario y con total sencillez cambia la conversación. Prefiere no hablar de ello, más bien siempre dirige sus palabras a contar sobre sus estudios y su familia.
Víctor es lo que muchas personas llamarían un niño genio: fue el primer latinoamericano en lograr un título de maestría en el idioma mandarín, su tesis la hizo en software libre y ahora está a punto de conseguir un Ph.D en Ingeniería Termodinámica en la Universidad Tsinghua, la primera en China y la número 46 en el mundo.
Él dice nuevamente con humildad que se dedica a ‘estudiar las burbujas’, cuando en realidad su trabajo se orienta a la conversión de energía a través de diversas formas y materiales. Este tipo de investigaciones puede ser aplicado en la industria de automóviles, la petrolera e incluso en tareas tan antiguas como la agricultura. Es más, al momento mantiene un proyecto con un colega para la optimización de los cultivos con la ayuda de drones o aviones no tripulados.
Para él, China es sinónimo de sacrificio, “siempre me decían que por qué no iba a un lugar más cerca; pero si haces lo mismo que otros, no vas a tener resultados distintos”.
Fue el decano de la Escuela Politécnica Nacional quien lo impulsó a tomar el reto y aplicar las becas para maestría y doctorado de la Senescyt. Cuando llegó a China y sin saber el idioma, cuenta que muchas veces se arrepintió de la decisión, pero con el tiempo entendió que fue la acertada.
En Beijing no solo ha perfeccionado el idioma y sus habilidades como profesor e ingeniero, también encontró a su esposa, Wei Chan. Cuando concluyó su maestría en 2012 y antes de regresar la conoció en una reunión y le pidió matrimonio, y hoy ambos residen en la capital asiática.
Graduado del Colegio Central Técnico, Víctor tiene raíces lojanas. Su madre, Emma Nidia, lo crió sola y migró desde Granadillo (Cotacocha-Loja) hasta Quito. “Gracias al esfuerzo de ella tuve muchas oportunidades y puedo decir que de alguna manera soy un esfuerzo de mi madre”, dice con orgullo y cierta nostalgia al recordar las enseñanzas de esta mujer a quien no ha visto desde 2012.
Quizás lo haga en 2016, puesto que tiene pensado traerla a China cuando reciba su título de doctor. “Ella me decía que la gente en Ecuador no es pobre de mente, sino de ideas”.
¿Qué extraña más de Ecuador? “Levantarme y ver el sol, y no tener tanto frío”, dice entre risas este joven, quien tiene propuestas para regresar a su cátedra en la Escuela Politécnica Nacional, donde se graduó, en Quito.
Además de volver a las aulas, Víctor tiene planes para dedicarse netamente a la investigación. Confía en hacerlo con la ayuda de Yachay y así aplicar lo aprendido en China. “No creo que he conquistado a este país, porque mi mamá siempre ha dicho que si uno se queda con las ganas de triunfo, entonces no puede lograr cosas mejores”, concluye.
Entrevista / Maritza Paula Chica / Candidata a Ph.D en alto entrenamiento
“MI META ES TRANSFORMAR EL DEPORTE EN ECUADOR”
El estudio no es ajeno para Maritza Paula, desde niña se ha esforzado para sacar las mejores calificaciones y ser una deportista de élite. Fue atleta y una lesión le impidió seguir, pero nunca la detuvo. Con un doctorado y maestría en su currículo, Maritza tomó un nuevo reto estudiantil y profesional. Era la directora de la carrera de Educación Física en la Universidad Estatal de Santa Elena cuando aceptó aplicar para una de las 15 becas que ofrecía el Gobierno de China a su similar en Ecuador en 2013.
Cuando llegó a Beijing no sabía el idioma oficial y hablaba muy poco inglés. Fue entonces que creó un método con su compañera de estudios. “Se nos ocurrió grabar en el iPad y teléfono todas las clases y luego poco a poco analizarlas en privado. Además, damos clases de español de forma gratuita y les preguntamos a otros chicos chinos qué significan ciertos términos”, cuenta con una sonrisa que la acompaña en toda la entrevista, a pesar del frío de menos 5 grados que vive Beijing al momento.
El método tuvo éxito: Maritza aprobó el examen CSK3, que garantiza su aprendizaje del mandarín y así seguir con sus estudios. En 2017 concluirá su Ph.D en alto entrenamiento deportivo, una disciplina poco usual entre los becarios ecuatorianos en China. Lo hará en la mejor universidad de Asia para esta especialidad: Beijing Sports University.
“Quiero regresar a trabajar en Ecuador y mi meta es transformar netamente el deporte en Ecuador. Estoy en el mejor lugar para aprender cómo. Acá en China no hay juegos sudamericanos ni bolivarianos, ellos solo se forman para ganar el oro en los olímpicos y hacia allá debemos apuntar”, dice convencida esta joven de 36 años.
¿Qué extraña más de Ecuador? “Pasear con mi padre por el Malecón de Guayaquil”, cuenta con cierta nostalgia. Su madre y 2 hermanas aún viven en el puerto principal y debido a las distancias no la han visto hace 2 años, y muchas veces el alto costo de la tecnología es un impedimento para verlas por Skype. “Tengo un internet de 33 yuanes y no me puedo dar ese lujo porque se me acaban los gigas”.
Maritza recibe actualmente 2.000 yuanes (unos $ 300) mensuales, que los distribuye de forma inteligente, hasta conseguir un trabajo a medio tiempo. Vive en la residencia de la Universidad y en su tiempo libre adora recorrer la capital china y sus lugares históricos. Sus días terminan a las 02:00, ya en la madrugada, luego de sus estudios, y empiezan muy temprano, siempre con una caminata o ejercicios en el gimnasio.
Dice, convencida, que estará pronto en Guayaquil con su diploma bajo el brazo y que esta vez el tiempo estará a su favor. Cuando estuvo en Cuba para su primer doctorado, su padre cayó en coma y no alcanzó a entregarle su título en las manos. Por eso hoy le dice a su madre, Nelly Chica, que la extraña mucho y “que se mantenga viva porque la necesito y que regresaré a Ecuador para que esté orgullosa de mí”.