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El Telégrafo
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293 alumnos con discapacidad cumplen con el Ser Bachiller

En el colegio Vicente Rocafuerte 8 alumnos con discapacidad auditiva e intelectual hicieron la prueba. Hubo el caso de un graduado de otro plantel.
En el colegio Vicente Rocafuerte 8 alumnos con discapacidad auditiva e intelectual hicieron la prueba. Hubo el caso de un graduado de otro plantel.
Foto: Karly Torres / EL TELÉGRAFO
30 de enero de 2018 - 00:00 - Redacción Sociedad

Patricio Cuenca sufrió hace 20 años un golpe en la cabeza que lo llevó a desarrollar una discapacidad intelectual y esquizofrenia.

Sin embargo, eso no le impidió llegar a tercer año de bachillerato en el colegio Vicente Rocafuerte, y ayer rendir el examen unificado Ser Bachiller y contestar las 160 preguntas.

Su hermana Carla, de 14 años, lo acompañó hasta el laboratorio de cómputo, en el que desarrolló la prueba.

Ella lo tranquilizaba y le decía que estuviera calmado. “Mi ñaño quiere ser psicólogo y trabajar en un DECE. A él le gusta escuchar mucho a las personas. Mi abuelita es quien lo representa, pero no pudo estar aquí, por eso vine para apoyarlo”.

Érika Laínez, subsecretaria de Educación de la Zona 8 (Guayaquil, Durán y Samborondón), aseguró que 293 estudiantes con discapacidad visual, auditiva, intelectual y psicosocial realizaron el test. Para ello, se habilitaron 147 sedes en los tres cantones.

En el colegio Vicente Rocafuerte ocho alumnos en esta condición hicieron el test. Además, sirvió de sede para estudiantes ya graduados en años anteriores.

Ese fue el caso de Jaime Núñez, quien es sordo y tampoco habla. Era la segunda vez que se presentó a dar el examen. 

El joven respondió a este diario cómo se preparó para la evaluación.

En una hoja de cuadros escribió con lápiz y con letra chueca, pero legible, que hizo  un curso de nivelación en el Instituto Tecnológico de Formación. Allí contó con una intérprete de la lengua de señas. Asimismo, contestó que postularía a una carrera en Ingeniería en Sistemas.

Por su parte, Frank Condo, quien tiene una leve discapacidad auditiva, aseguró que temía no alcanzar un buen puntaje para ser bachiller. Él perdió la audición por la manipulación de una camareta.

Laínez explicó que para esos casos en la plataforma de la prueba hay un recuadro en el que aparecerá un intérprete del lenguaje de señas para ayudarlos en cada ítem.

Mientras que, para los casos de jóvenes con discapacidad visual, se les colocaría   audífonos para que desarrollen el test. Otros necesitarán del acompañamiento de un docente durante la contestación de las respuestas.

La funcionaria indicó que ellos tendrán 240 minutos para desarrollarlo y que para los estudiantes con déficit intelectual se anularon las preguntas abstractas.

El sueño de ser piloto
Néicer Neira, de 17 años, es otro estudiante del Vicente Rocafuerte. Él superó la leucemia que lo alejó de clases. No obstante, las quimioterapias que recibió le afectaron su sistema nervioso y la movilidad de sus piernas el 80%. La izquierda presenta más daño.

A pesar de ello su madre, Chelita Aquino, contó que él no ha perdido la ilusión de convertirse en piloto de la Fuerza Aérea Ecuatoriana.  “Toda esta semana se ha quedado hasta la madrugada para lograr un buen puntaje”.

La subsecretaria de Educación, Érika Laínez, explicó que el acceso al nivel superior dependerá del nivel de su discapacidad, sea auditiva o visual, o que no comprometa su capacidad intelectual.

Los jóvenes con déficit en este aspecto podrán escoger un instituto técnico y estudiar una carrera según su habilidad. El 13 y 14 de diciembre del año pasado se tomó la prueba al primer grupo de casos con necesidades psicosociales. (I)  

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