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Ecuador, 09 de Enero de 2025
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El Telégrafo
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250 historias detrás de la creación de juguetes

Cajas de empaques encolumnadas, jirones de costura de muñecas por doquier, diminutos zapatos en las mesas, un improvisado gabinete de belleza, máquinas tejedoras de cabello operando a su máxima capacidad y el vaivén de personas reciben a los visitantes en la  fábrica de juguetes más grande del país -ubicada en el kilómetro 9 de la vía a Daule (Guayaquil)- del grupo empresarial liderado por PICA. No hay protocolo: es temporada alta de  producción y hay metas diarias que cumplir. 

Unos 250 trabajadores deben hacer realidad el sueño de miles de niños de crear la muñeca de su preferencia o el carrito que alegre la Nochebuena.

Judith Martínez, operaria, muestra seriedad mientras  proporciona los últimos arreglos a  “Valentina”, amiga de la Travelina (línea de muñecas “prime” de la fábrica). “Los detalles son lo más importante”, afirma, mientras con una espontánea sonrisa muestra el producto terminado y como ella dice:  “Es mi hija.... Cada  muñeca la hacemos con profesionalismo y, sobre todo, con mucho sentimiento porque sabemos que  cuando una niña la tenga jugará y la amará”.

El intenso sol que hay afuera  del domo de la planta pasa desapercibido entre los trabajadores, aunque ayuda a la iluminación. Ellos muestran pericia sorprendente al momento de coser el cabello en la cabeza de las muñecas, que en realidad es un hilo muy fino, rubio o pelirrojo. El pintado, la colocación de los ojos -importados de China-  y el  armado luce sencillo. Sin embargo, hay toda una técnica detrás del proceso que demanda horas de preparación antes de ponerse al frente de la máquina.  

“No la vea así”, expresa con tenue sonrisa la operadora de la máquina que coloca los ojos cuando alinea su mirada. “... Una niña puede verla y nos gusta que siempre las miren hermosas como son (las muñecas)”.

Pioneros

PICA inició en el mercado con la fabricación de baldes plásticos hace 50 años. Nunca pensaron sus directivos que marcarían el mercado nacional de juguetes y que de a poco lo  industrializarían. Hace poco tiempo cambiaron de lugar la planta por la necesidad de espacio. Con ello también aumentó  la demanda de personal calificado que, por estos días, se incrementa visiblemente. Es decir que cada año, los últimos 4 o 5 meses pasan de 40 personas hasta los 250 empleados.

La venta de juguetes, especialmente de muñecas, tiene dos temporadas altas. La primera es en los meses de junio y julio -por el día del niño- y, obviamente, en  noviembre y diciembre.

Falta materia prima

La fabricación de los juguetes demanda un alto porcentaje de materia prima que no hay en el país y es imprescindible para alcanzar los estándares de calidad, en especial, para obtener la suavidad en la piel de las muñecas. “Las niñas quieren juguetes cada vez más reales, que interactúen con ellas; por eso, para ser los primeros también innovamos cada año”, sostiene Paola Escobar Viteri, gerente de Juguetes de la fábrica.

La mayor parte de las piezas de los juguetes es hecha en la planta. Sin embargo, hay un tipo de plástico que debe ser importado; además de partes electrónicas que son ensambladas en la fábrica y permiten alcanzar el propósito de tener un juguete más real.

La temporada alta de producción está a punto de terminar, porque los pedidos ya fueron cubiertos con lo fabricado en los meses de  agosto, septiembre y octubre. Se trabaja a un ritmo muy intenso para alcanzar la metas y hacer las entregas pre establecidas.

Las máquinas de inyección y soplado están operativas todo el día. Ahí se procesa el plástico que da forma a las partes de los juguetes. Todos tienen una función asignada. Inmediatamente salida la pieza de la fundidora, se la pinta en las partes requeridas. Es similar a un gabinete de belleza, aquí las muñecas son peinadas al final.

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