Punto de vista
25 años
Hoy se cumplen 25 años de la Convención sobre los Derechos del Niño, y nos preguntamos: ¿Es el mundo un lugar mejor para los niños, niñas y adolescentes? ¿Tiene un niño hoy mejores perspectivas de vida que uno que nació en 1989?
La respuesta es sí. Pero aún no para todos los niños. Durante los últimos 25 años hemos sido testigos de los importantes avances que se han logrado. Hoy existen menos niños que mueren antes de los 5 años por causas que se pueden prevenir, hay más niños vacunados, más niños tienen acceso a agua potable y se ha logrado prácticamente erradicar la poliomielitis.
No obstante, el mundo todavía no logra satisfacer los derechos de los niños al 100% y se enfrenta al gran desafío de las desigualdades, y a nuevos problemas que han surgido en los últimos años.
Los avances no son solo parte del contexto mundial, sino a nivel nacional; en los últimos años hemos visto cómo Ecuador ha logrado reducir la tasa de mortalidad en niños menores de 5 años sustancialmente. El país ha alcanzado la casi universalización de la educación primaria (96,5%) y en 25 años casi se ha duplicado la asistencia de los adolescentes en la educación secundaria, del 43% en 1990 al 81% en 2013. Todavía quedan niños y adolescentes fuera de la escuela y el país se enfrenta al reto del rezago escolar.
De igual manera, Ecuador ha logrado reducir los índices de desnutrición crónica infantil significativamente, del 40% en 1986 al 25% en 2012, pero aún una cuarta parte de niños y niñas de 0 a 5 años presenta baja en talla y la desnutrición llega a afectar con mayor proporción a los indígenas (42%). Al mismo tiempo, el país presenta la doble cara de la malnutrición, existe un vertiginoso crecimiento de la obesidad y sobrepeso en la niñez.
Por otro lado, los índices de violencia en contra de los niños en lugar de haber disminuido en el período entre el 2000 y 2010 han aumentado y continúan habiendo niños, niñas y adolescentes trabajando (8,6% a nivel nacional).
La Convención no trata de promedios ni de agregados: los derechos que enumera y que define se aplican a todos los niños de la familia humana, dondequiera que hayan nacido y en cualquier circunstancia en que se encuentren. Su mensaje para la siguiente fase del desarrollo humano es claro: la última ‘victoria rápida’ no puede dejar a ningún niño, niña o adolescente excluido.
Las legislaciones deben continuar fortaleciéndose y los gobiernos tienen que continuar poniendo en marcha los recursos necesarios para transformar en realidad las promesas que sus países han hecho a los niños como parte de la Convención.
En los siguientes años es importante continuar con las políticas de salud para prevenir la obesidad y sobrepeso en los niños, la reducción de la mortalidad y desnutrición infantil. A nivel legislativo es importante continuar fortaleciendo la aplicación práctica del principio del interés superior del niño, lograr que las opiniones de los niños se tengan en cuenta, que se reformen las normas sobre la edad mínima para el matrimonio, de forma tal que se fije en los 18 años. Y se deben hacer esfuerzos para prohibir de forma expresa los castigos corporales como una forma de disciplina violenta, en todos los ámbitos de la vida de los niños y se deben tomar medidas en todas las áreas y sectores para poner fin a la violencia contra los niños.