Estados unidos y china, los dos mayores contaminantes, ya presentaron sus metas para bajar la emisión de co2
150 mandatarios debaten el futuro del planeta
El presidente ecuatoriano, Rafael Correa, propugnó en la sesión inaugural de la conferencia del clima de París (COP21) el concepto de justicia ambiental.
El argumento es que en el mundo “la justicia es tan solo la conveniencia del más fuerte”, y explicó que a lo largo de la historia de la humanidad los más fuertes son los que más contaminan. “Un habitante de los países ricos emite 38 veces más CO2 que un habitante de los países pobres”.
Correa mencionó que la principal respuesta para la lucha del cambio climático es crear la Corte Internacional de Justicia Ambiental, “la cual debería sancionar los atentados contra la naturaleza y establecer las obligaciones en cuanto a deuda ecológica y consumo de bienes ambientales”.
“Nada, planeta entero, escúchenme: nada justifica que tengamos tribunales para proteger inversiones, para obligar a pagar deuda financiera, pero no tengamos tribunales para proteger a la naturaleza y obligar a pagar las deudas ambientales. Se trata tan solo de la perversa lógica de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas, pero el planeta ya no aguanta más”, enfatizó el presidente Correa.
También consideró que la emergencia planetaria exige un tratado mundial que declare a las tecnologías que mitiguen el cambio climático y sus respectivos efectos como bienes públicos globales, garantizando su libre acceso.
“La conservación en países pobres no será posible si no se generan claras y directas mejoras en el nivel de vida de su población”.
“El papa Francisco, en su reciente encíclica Laudato si, nos recuerda que en los países en vías de desarrollo están las más importantes reservas de la biosfera y que con ellas se sigue alimentando el desarrollo de los países más ricos, incluso es necesario ir más allá y realizar la declaración universal de los derechos de la naturaleza como ya lo ha hecho Ecuador en su nueva Constitución”.
“El principal derecho universal de la naturaleza debería ser que pudiera seguir existiendo por ser fuente de vida, pero también que pueda ofrecer los medios necesarios para que nuestras sociedades puedan alcanzar el Buen Vivir”, añadió el Jefe de Estado.
Adicionalmente, como presidente pro témpore de la Comunidad de Estados Americanos y del Caribe (Celac), Correa expresó al mandatario François Hollande y al pueblo francés toda la solidaridad por los atentados sufridos el pasado 13 de noviembre. “La libertad, la igualdad y la fraternidad vencerán al terror como lo demuestra esta cumbre”.
La Conferencia de París seguirá hasta el 11 de diciembre, primero entre altos funcionarios y luego, en la segunda semana, a nivel de ministros.
El principal objetivo de la COP21 será un acuerdo para limitar el calentamiento reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero, causantes del cambio climático.
Propuesta de los países ricos
Los países ricos presentaron en la primera jornada de la COP21 varias iniciativas, junto al sector privado, para alentar la transición energética mediante tecnologías limpias, y también ayudas para los países más necesitados.
El proyecto ‘Misión Innovación’ está liderado por el presidente estadounidense Barack Obama y su homólogo francés François Hollande, así como por el cofundador de Microsoft, Bill Gates.
El proyecto, al que se ha unido una veintena de países, entre ellos Arabia Saudita, India, China, Indonesia, Brasil, México y Chile, tiene como objetivo duplicar las inversiones en tecnologías limpias en los próximos cinco años.
“‘Misión Innovación’ responde a la urgencia del cambio climático, a la oportunidad que representa la innovación tecnológica y al imperativo internacional de afrontar este problema de forma mundial”, explicó la Casa Blanca en un comunicado.
Gates lidera la parte privada del proyecto, para lo que ha cosechado la participación de los líderes de 28 grandes multinacionales, como el fundador de Facebook, Mark Zuckerberg; el de Virgin, Richard Branson; y el magnate financiero George Soros.
Por su parte, el Banco Mundial anunció una iniciativa de 500 millones de euros para ayudar a los países en desarrollo a recortar sus emisiones de gas de efecto invernadero.
La semana pasada, el recién elegido primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, anunció que entregaría $ 2.650 millones al Fondo Verde de Naciones Unidas.
El Fondo fue creado hace cinco años con el objetivo de lograr $ 100.000 millones en 2020 para ayudar a los países pobres a adaptarse al cambio climático.
Algunos de los países donantes del Fondo Verde, sin embargo, han sufrido críticas ante la falta de transparencia de sus iniciativas. Estados Unidos, por ejemplo, prometió $ 3.000 millones el año pasado, monto que aún no ha desembolsado.
Los nudos críticos
Este es uno de los principales nudos críticos de un eventual acuerdo vinculante. Los países en vías de desarrollo exigen a los Estados ricos compensaciones económicas para hacer frente el cambio climático.
El reclamo radica en que los países del norte, principalmente, alcanzaron su nivel de vida actual explotando los recursos naturales, lo que generó contaminación.
Pero ahora, los países pobres ya no pueden hacer eso porque implicaría destruir el planeta. Frente a eso exigen ayudas económicas para mitigar el cambio climático y encontrar fuentes de energías limpia. Cuánto y quién debe pagar esa factura es uno de los desacuerdos.
El otro eje de las negociaciones es en cuánto deben disminuir las emisiones de gases contaminantes. De momento, 183 países de 195 presentaron sus INDC, los compromisos nacionales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero responsables del cambio climático.
Entre los que no presentaron aún compromisos al comenzar la COP21 figuran apenas un puñado de países, entre ellos Libia, Corea del Norte, Venezuela, Uzbekistán, Nepal, Panamá y Nicaragua, según el sitio web de la ONU. (I)
La UE ha corregido cifras de Madrid
España privilegia la energía termoeléctrica
Los representantes medioambientales españoles no han elaborado ni una sola propuesta propia y terminarán sumándose a las que presente la UE. El Gobierno español, a través de la Oficina del Cambio Climático, se ha limitado a guardar un sospechoso silencio sobre la fórmula a la que mejor se adaptaría su estructura energética para reducir los gases contaminantes. Ni siquiera ha trascendido quién encabezará la expedición que estará en París. Los expertos interpretan este mutismo oficial como la prueba del nulo compromiso del PP en la lucha global contra el cambio climático. “No ha hecho nada. Ha permitido la extracción petrolífera mediante la técnica del fracking, continúa con el modelo energético de los años 70 y su pensamiento respecto al clima está vinculado con la derecha más rancia”, han denunciado varios investigadores. Un dato revelador es que el Ministerio de Industria aprobó hace dos años un impuesto para la instalación de placas fotovoltaicas que penaliza la producción individual de electricidad y el autoconsumo con energía renovable. “Demoledor y sintomático sobre la política del Gobierno”, concluyen los expertos.
Los últimos cuatro años han resultado desoladores para España en materia medioambiental. Desde la llegada al poder del PP en 2011, poco o nada se ha hecho para cumplir con el compromiso europeo de lograr para 2020 que el 20% del consumo energético del país proceda de fuentes limpias. Si entonces el porcentaje era del 13,8%, hoy no llega al 16%. La conclusión es que si España sigue a este ritmo alcanzará el objetivo comunitario en 2023. Por si fuera poco, las autoridades comunitarias se han visto obligadas a corregir en dos ocasiones las cifras facilitadas por el Ministerio de Medio Ambiente sobre la implantación de energías renovables. El último episodio que ha terminado de emborronar el compromiso del Gobierno español es el incremento registrado en la quema de carbón para generar electricidad durante este año y que le sitúa a los mismos niveles de 2012.
La clave se encuentra en que las compañías eléctricas españolas siguen defendiendo las centrales térmicas como base que asegure el suministro eléctrico y el crecimiento de un suculento negocio. Estas empresas, que con la quema sistemática de carbón lideran el ranking europeo de emisores de gases que envenenan la atmósfera y generan el efecto invernadero, mantienen tanto poder de influencia sobre la política energética del Gobierno que cualquier modificación productiva es una batalla casi perdida.
Gorka Castillo/Corresponsal en Madrid (I)
Expertos lanzan advertencia
Los británicos no quieren tributos verdes
La población de Gran Bretaña se muestra cada vez más escéptica acerca de que la actividad humana sea el principal factor del cambio climático en el planeta.
De acuerdo a la encuesta para la cadena Sky News, elaborada por la consultora YouGov, el 20% de los británicos considera que procesos naturales, y no las emisiones de dióxido de carbono creadas por la actividad humana, estarían causando el calentamiento global.
Un sondeo similar de YouGov realizado hace 2 años, había indicado que solo uno de cada 14 británicos consideraba que los humanos no eran responsables por ese problema.
El reporte de Sky indicó -además- que la población de Gran Bretaña no aceptará una propuesta climática presentada por el primer ministro David Cameron en París, si ello significa aumentos a las facturas de servicios hogareños, como el gas, el agua o la electricidad.
La encuesta reveló que el 54% de los británicos se opone a los llamados impuestos ‘verdes’ al combustible, la electricidad y a los alimentos importados.
Y agregó que un tercio (33%) solo apoyaría dichas medidas ecológicas en productos con una alta huella de carbono.
Christiana Figueres, que lidera las negociaciones climáticas de la ONU, afirmó a Sky que cada vez hay más determinación política debido a que todos los países se están dando cuenta del impacto por el cambio climático.
“No hay una sola nación que no haya sentido un impacto negativo por el cambio climático. Es por ello que toda la atención pasa ahora por aprovechar las oportunidades para reducir las emisiones”, destacó la experta.
Este año que termina se encamina a convertirse en el más cálido de la historia de la humanidad. La temperatura global promedio en todo el mundo es actualmente de 15 grados, 1 grado más que la registrada antes de comenzar la Revolución Industrial.
Durante ese mismo período, los niveles de dióxido de carbono en la atmósfera aumentaron de 280 partes por millón a 400 partes por millón.
De acuerdo al doctor Paul Williams, meteorólogo de la Universidad de Reading (Inglaterra), el calentamiento de la atmósfera terrestre está incrementando significativamente las inundaciones, olas de calor y tormentas en el mundo, y aclaró que los problemas empeorarán si las emisiones siguen aumentando.
“Existe un desfase temporal en el sistema climático”, explicó Williams. “Estamos acumulando problemas que no hemos visto todavía porque el sistema climático tarda décadas en responder al dióxido de carbono”. (I)
Leonardo Boix/Corresponsal en Londres